Conocido como paraje el Oro, ubicado en la 2da. Sección Judicial del departamento de Treinta y Tres, sobre Ruta 18 y del Arroyo del Oro, afluente del Arroyo Corrales del Parao; en las cercanías de este núcleo poblado vivió Juan Díaz con su familia y su nieto, niño héroe de Arroyo el Oro para los poetas comarcanos; "El pequeño Dionisio" para su pueblo hoy. Muchos escribieron sobre el hecho que es protagonista el pequeño Dionisio. Carlos Alonso trabajó intensamente para la construcción del monumento a Dionisio, recorriendo el país, llevando una película sobre el hecho, y porque la hazaña cumplida no podía quedar circunscripta a los estrechos límites del solar nativo, y fue exaltada por toda la prensa del país y narrada por escritores y contada por poetas. Los inspirados versos de José Gorosito Tanco, Serafín J. García, Carlos Medina, Esutaquio Sosa, de Lorenzo D'Aurea, de Nicasio García Berisso, de Justino Rodríguez y los maestros Ariel Pinho y Santiago Rivero. El poeta Julio Casas Araújo publicó, en octubre de 1929, una página de la que reproducimos los fragmentos que siguen:
"Allí está, entre la tierra bondadosa, apretado de amor como en un regazo, el cuerpecito herido y roto de Dionisio, el pequeño, el grande, el inmortal Dionisio; allí está, entre el anónimo, con las manos cruzadas sobre el pecho mudo, cruz de angustiados recuerdos nazarenos, con los ojos apagados de vida y amanecidos en su propio cielo, bajo el ceñido amparo de los párpados".
..."Cumple a los niños del país, levantar la duradera paz de un mausoleo, para reposar en él la inmortalidad del pequeó héroe, vértice ejemplar de todas las virtudes humanas".
..."Que se diga en las escuelas, la historia de Dionisio, que se enseñe el amor por la dulce vida de este mártir de corazón limpio, de ojos crecidos para la bondad, y que el óbolo infantíl de el hermano caído el mausoleo donde duerma en paz de siglos, velado por el amor de las generaciones".
Periódicos de distintos departamentos apoyaron la idea o coincidieron con ella; todos los escolares y estudiantes del apís y aún niños argentinos ofrecieron su contribución al Intendente de esa época, el Doctor Valentín Cossio, para la erección de la estátua.
En el centro poblado Mendizabal, la intendencia construyó un mausoleo para que esa presencia sea ejemplo para todos los niños del mundo, ese día frente a una multitud, el 8 de mayo de 1979, el mestro y director del Instituto Normal de esa fecha, Darío Arismendi, realizó una encendida alocución que emocionó a los presentes, viviendo los cincuenta años de la epopeya de Dionisio.