Cuadro pintado al óleo por el artista plástico Andrés Varela en el año 2000. Aquí sobre la calle Marcelo Barreto (hacia el Oeste) se desplaza el carro de reparto lechero de Rodi Rodriguez Zuluaga. Al fondo, el edificio del Liceo "Dr. Braulio Lago" de Vergara, cuando aun no existía la placita frente al mismo

Liceo de Vergara "Dr. Braulio Lago". Fue inaugurado el 30 de octubre de 1984 y ocupa el sitio físico que antes ocupara , la casa de doña Belmiria Alves de Gigena, que era casada con Leoncio Gigena.-
Cuantas historias quedaron grabadas en el interior de este solar!!
Fue comercio desde el año 1905y cuando yo la conocí, vivían en ella varias familias.-
Acá culminé 6to. Año de Liceo Opción Medicina, en febrero del año 1990-
Recuerdo que el día de la inauguración, cuando ya los militares se retiraban del poder, el Teniente Coronel Rodriguez, que era jefe del Batallón de Infantería Nro. 10 y uno de los invitados a la inauguración, le dijo a don Lorenzo Ensslin, productor arrocero de la Tercera Sección de Treinta y Tres:- El régimen se va...y sigue sin embargo inaugurando obras...
Don Lorenzo, con esa sapiencia de mundo y de caminos andados en la vida que tenía, le contestó al militar casi irónicamente: - Má..el régimen se va y nosotro seguimo pagando lo que deja regimen!!!
El otro, no dijo ni hay....

Material Jorge Muniz 

 

Plazoleta José Fernández Vergara. Ingreso a la ciudad de Vergara por el viejo trazado que se une al nuevo y conforman la calle Joaquin Suárez. Esta plazoleta fue inaugurada el 10 de marzo del año 2003, cuando hacían 100 años del reconocimiento de Vergara, como pueblo. Contó con la asistencia del Presidente de la República Dr. Batlle y fuerzas del ejército, marina y policía, que desfilaron por la calle Marcelo Barreto. Este repujado en bronce fue hecho por un señor Quintana de la ciudad de Treinta y Tres y ante él. como único orador ese día, hizo uso de la palabra el Escribano José Luis Cuello.-
Al fondo cuando se iba al Camino del Paso Real del Parao, a mano izquierda una foto parcial del Liceo Dr. Braulio Lago Miraballes, donde antes fuera la casona de la vieja Belmiria Alves de Gigena.-
Como dato complementario para quienes conocen el interior de la casona, aun se conserva en pie, la vieja magnolia

 

Plazoleta Juan Rosas en la ciudad de Vergara. Ubicada entre las calles Joaquin Suárez, Segundo Oxley y otra recta, que une ambas calles, pero que no tiene nombre.-
Debajo de este esfinge luce solo: JUAN ROSAS- HEROE-
Quizás muchos no sepan la verdadera historia de este hombre ilustre, que fue un soldado al mando del Mayor Pablo Zufriategui, cuando la cruzada Libertadora de 1825. Que le decían "El Rubio negro" y que su vida estuvo signada por las guerras a favor de la independencia de esta República. Murió en el Paso del Dragón (Cerro Largo) con mas de 100 años en 1902. Y por si quieren más detalles de él, los invito a recorrer el álbum histórico que he venido creando con distintas fotos y que está en este sitio.-

Vista parcial de la Plazoleta Juan Rosas en Vergara y al fondo las viviendas del barrio "Nueva Floresta", sobre la calle Segundo Oxley, muy cerca del viejo puente sobre el Arroyo Parao

En el barrio “El Centro”, fui vecino de los ROBAINA (Vifredo, Roberto y Ventura), de los SCARANO (“Minguito” y José), de los MACHADO (“Gito” y Bairo), de la librería “Ariel” del “Tito” CARDOZO, del peluquero CAETANO (que era primo de Julio C. DA ROSA) y del vasco Ignacio ARBELAYZ, que era nacido en Guipúzcoa (España).-

Muchos recuerdos tengo en mi haber de esa casa, donde hoy, ocupa la tienda “Super Gero” y que en mi tiempo, mi padre de crianza, había instalado un comercio de Ramos Generales, con surtidor de nafta en la puerta y reclame de malta “MONTEVIDEANA” en la pared, que siempre giró bajo la leyenda de boletas y cartel: “CASA ROBAINA- DE PRUDENCIO ANTUNEZ”. Con sus paredes de ladrillo entero, sus pisos y cielorrasos de “pinotea”, sus enormes puertas y ventanas, sus galpones de piso de tierra y sus dos patios interiores, donde se destacaban: el aljibe profundo, que nunca se secaba; los jardines delineados por Lino SORIA y la camelia matizada, que era el orgullo y la admiración de mi madre y toda su parentela de viejas FALIVENI.-

En el patio del fondo se destacaban: el muro que construyó Jacinto ALVEZ, con el “Sordo” Ramón SOSA de ayudante; un limonero eterno de viejo, un sauce llorón, traído del “Paso de Piriz” y la planta de hortensias, que mi madre tanto cuidaba y adoraba, quizás, porque ella se llamaba Irma Hortensia y le gustaban tanto las flores…

Cuando hoy, muchos me detienen el paso y con confianza y sin maldad, me preguntan de donde saco tanto material para hacer estos apuntes, vueltos historia, les respondo que esa inagotable cantera, nació, vivió y aun persiste, en la barra de viejos y no tanto, que se conformaban en el boliche de mi padre, en… “LA CASA DE LOS ROBAINA”. . .

UNA  HISTORIETA  DE VERDAD…

Signado por una  generación de hombres y mujeres, que habían sobrevivido a los horrores de las guerras de 1897 y 1904, al “barullo” de 1910 y a las “bravuconadas” y “chirlazos” de 1935 y después a las changas más diversas: troperos, esquiladores, guardia civiles, peones de estancia, contrabandistas con cargueros, zafreros del Arrozal “33” y ellas: lavanderas (de tabla, faldones remangados, jabón casero y “palmeta”), bordadoras, tejedoras, vencedoras, parteras y hasta “mujeres de la vida”, fueron nutriendo mi ser, de todo ese entorno natural, con materia prima surgida de primera mano.-

Mi partera por ejemplo, fue doña Lucía DIAZ, compañera de don Angelito ROLDAN, que en 1904, había sido abanderado de una división del General Aparicio SARAVIA.-

Como recuerdo de su pasado guerrero, tenía una distinción escrita, que le había sido entregada por gente del Directorio del Partido Nacional, en la cual resaltaban sus servicios a la causa.-

Como corolario de todo eso, el viejo, siempre andaba de cuchillo en la cintura y no le gustaba que lo llevaran por delante. Fuera quien fuera.-

En ese tiempo, principios de la década del 60 y siguiendo el legado de viejos ancestros guaraníes, mi madre contrató a doña María SANTANA DE BARRETO, la esposa de don Salvador, para que me mostrara la luna tres veces. Mientras pronunciaba entre dientes, la frase infalible: “Luna, lunar, mira este niño y déjalo criar”.-

Con esta vencedura, evitaban que los niños sufrieran diarreas o dolores de barriga, con sus consiguientes perjuicios, basados en la temida deshidratación o la persistente crisis de llanto. Mi madre, siempre contaba, que doña María, conmigo en los brazos me mostraba la luna, pronunciaba la frase de rigor y después a paso menudito, arrancaba para el interior de la casa. Así, tres veces seguidas. Mientras circunstancialmente, me escondía de una semejante luna llena, que asemejándose a un medallón blanco y frío, pendía del cielo vergarense, entre un rosario de estrellas titilantes.-

Tiempo después, ya más grandecito, me llevaban a Yaguarón (Brasil), a la casa de don Ramón MARTIRENA, aquel viejo bueno, con una larga barba blanca, que hizo muchas curaciones (a veces sin cobrar un peso). Que me decía “mi amigo”, practicaba la videncia, era político de “CHICO  TAZO” y le habían faltado dos materias para recibirse de médico.-

Recuerdo que a su espalda, había una lanza, con la chuza recostada a la pared y él (que era uruguayo y falleció a raíz de un balazo sufrido en un incidente familiar), realizaba pociones con diversos tipos de yuyos, pero también recetaba remedios, que los expedían en la farmacia contigua a su consultorio.-

 

Material Jorge Muniz