A    MODO    DE   PROLOGO

 

 

Amables lectores:

Desde hace varios años atrás, he venido recopilando cuentos, hechos, sucesos, leyendas, artículos que fueron editados en libros, diarios y revistas de otras épocas o simplemente extraídos de las memorias comarcanas, con el solo gusto de proyectar una investigación histórica, que me llevó sin dudas a conocer mejor mis raíces ancestrales, a poder dibujar en un papel esos rostros y esas herramientas olvidadas y por sobre todas las cosas, a tratar de enriquecer el acervo cultural.-

Nada de lo que relato es invención mía. Y los personajes que desfilan a través de esta serie (a excepción de los inmigrantes, algunos de ellos, venidos de tierras muy lejanas), fueron hombres y mujeres de carne y hueso, que nacieron, vivieron y murieron en este solar vergarense.-

Por supuesto, que hay varios que surgen de estas narraciones, que no nacieron ni vivieron en Vergara. Pero sus existencias, humildes y generosas, de una forma u otra estuvieron ligadas a los quehaceres del pago vergarense.-

A disfrutar pues, de estas tradiciones, como yo disfruté con recatada alegría y no menos nostalgia, al poder evocarlas, escribirlas y/o dibujarlas sobre un papel, para que el tiempo no se encargara de cubrirlas con el olvido. Y de esa forma entonces, cumplir con aquellos familiares, amigos y colegas que físicamente ya no están, pero que el tiempo y el espacio me los devuelven arropados en sus propias memorias.-

 

Jorge Carlos MUNIZ CUELLO

 

LO  CUEZO  A  PUÑALADAS

 

Allá Por mediados de la década del 30, Octacilio FERREIRA, era el Guardia Civil que cuidaba el monte del Parao, en campos pertenecientes a SARASOLA.-

Policía y monte antes mencionados, pertenecían a la Jurisdicción de la Seccional Tercera del Departamento de Treinta y Tres.-

El lugar físico donde se alza el monte, robustecido por coronillas, arrayanes, sarandíes, pitangueros, guayabos y un sin fin de árboles autóctonos, hoy, es propiedad de la Sucesión del Sr. Manuel CHAVEZ IZA.-

Los campos aledaños, siempre han sido sustento de maciegas, bañados, chircales, etc., donde reptaban gran cantidad de víboras, especialmente cruceras y debido al espeso monte, en ciertos bolsones, se escondieron abigeos y contrabandistas con cargueros, que ante situaciones específicas que los delataban, no dudaron en huir para Vergara, sin ser vistos.-

Había que ser baquiano para recorrer ese monte natural.-

Y en cierto modo, SARASOLA, apeló a la Policía, porque en realidad abigeos más que cargueros, lo tenían acosado sin darle alivio.-

Luego, el servicio se vio aumentado con la presencia de Crecencio FERREIRA, hermano de Octacilio, que también era Guardia Civil y juntos, recorrían la zona a caballo.-

Tiempos de “carabinas cortas”, sombreros en vez de gorras, “sables latones” y espuelines amarillos “picos de loro”. Botas de caño largo, “brech” y casaquillas grises. Desmerecidas por el uso y los lavados, con jabón casero y agua del arroyo.-

Don Juan PINTADO, conocido en el pueblo por “El Chirú Pintado”, era un viejo tropero, petiso y chueco, que vivía en un rancho cercano a lo de Francisco SEQUEIRA, pero dando el frente a la Calle de las Tropas.-

Don PINTADO, fue uno de los troperos que llevó ganado a “La Tablada”, cuando el arreo, duraba un mes de viaje y las camas de los paisanos, se tendían a campo raso, con bastos y cojinillos.-

Como era muy amigo en lo de SARASOLA, seguido llegaba en su yegua blanca, de ojos zarcos. Todos tenían que ver con el equino.-

Y Octacilio FERREIRA, uno de esos días, por gastarle una broma al viejo, empezó a rabonarle la cola de la yegua, pero se le escapó el cuchillo y la dejó en el “marlo”.-

El viejo, cuando descubrió semejante atropello, vulnerable a las bromas y a los comentarios de fogón, le fue a dar cuenta al mismo FERREIRA, del desmán ocurrido.-

-   Es que es bravo saber quien fue, don PINTADO… argumentaba el Guardia Civil…

Nadie va` decir que sí!!

- Yo se mi amigo!! Pero es que usté es la ley y tiene que averiguar esa sabandijada… Ah sí!! O me va` decir que…

Más malo que un oso, don PINTADO, montó la yegua y al trote largo, se fue a recalar al Puesto de César TELECHEA, donde estaba don Juan BARNECHE, paisano viejo, de tamangos de cuero…

- Pero usté sabe tocayo, que me rabonaron la yegua … No se puede ni crer!! Pero mire, deje quieto, no da ni pa` contar…

- Pero tocayo y ¿quién habrá sido?- preguntó BARNECHE-

- Mire ni quiero saber!! Le dije pal milico FERREIRA y casi se me ríe en la cara… Puta, me dio un asco que no aguanté y le dije: - Mire si yo descubro quien jué que me raboneó la blanquita, no le hablo niuna palabra… Ah sí!!.. No le hablo… Pelo el puñal y mientras las juerzas me dén … lo cuezo a puñaladas!!!

 

 

 

 

 

 

CIEN  AÑOS  DE  RIGUROSO  SILENCIO…

 

El panteón levantado en recuerdo a don Venancio ALVES PEREIRA, o “MAUSOLEO DE LOS ALVES”, como comúnmente se lo llama, desde hace muchos años atrás, se terminó de construir y quedó habilitado para su fin específico el día 1ero de agosto de 1908.-

Crónicas de la época, daban cuenta de que en junio de ese año, la empresa de construcción de Juan AZZARINI, procedente de la ciudad de Montevideo, estaba terminando de erigir dicho monumento y que para mejor amparo del mismo, sería prestamente rodeado de alambre, en prevención de que los animales que ocupaban los terrenos de los campos lindantes, pudieran estropear la vistosa edificación.-

Dicho monumento había sido construido en Italia, con mármol de la región de Carrara, a expreso pedido de doña Dorotea FERNANDEZ DE ALVES, como el recuerdo perenne de la esposa (así lo hace saber en la única placa familiar que se conserva) del ciudadano brasilero Venancio ALVES PEREIRA, masón, hacendado, dueño de la Estancia “La Trinidad”, sita en Costas del Sarandí Grande (Rincón de Ramírez) Tercera Sección del Departamento de Treinta y Tres y fallecido en dicho paraje, en el año 1900.-

Es de consignar que en el año 1906, don Floro ALVES, que era uno de los hijos del fallecido, se dirigió por escrito al Concejo Auxiliar Administrativo de Vergara (hoy Junta Local de Vergara), solicitando la correspondiente autorización para que una vez concluido el monumento en Italia y trasladado a la zona, se le pudiera emplazar en campos de “La Trinidad”, próximo a donde el día 28 de abril de 1870, las huestes blancas del General Timoteo APARICIO, protagonizaran una batalla con muertos y heridos, en ambos bandos, contra las huestes del Coronel Máximo PEREZ, caudillo colorado, que estaba al frente de la guarnición  que custodiaba la Villa de Melo (hoy, ciudad capital de Cerro Largo).-

La petición hecha por don Floro, le fue denegada por la autoridad Municipal y en ese caso atendiendo a la proximidad del invierno, con sus temporales de viento y lluvia como así también a la precariedad de los caminos existentes, determinó que el monumento fuera emplazado en los aledaños de Vergara (donde hoy se encuentra la necrópolis local), campos propiedad de Isidro TELLECHEA y el mismo, traído en un convoy de carretas (dicen que como siete u ocho), directamente desde Montevideo y que para su mayor comodidad entraban en línea recta, a campo traviesa, procedentes desde la hoy, Ruta 18.-

Dos de esos carreros que condujeron las partes del inmaculado mausoleo, vivieron, envejecieron y fallecieron en este pago, siendo los mismos: don Eustaquio BARBOZA (sobreviviente de la conocida “difteria negra” que en los primeros años del 1900, asoló bastante este pueblo cobrando muchas vidas) y don Rosa OLMOS, quien en su senectud, más allá de las largas historias de carrero que contaba en su haber, también se dedicaba a vencer de “ojeo”, “empacho” y “culebrilla”, cuando la caridad de un vecino cualquiera, así lo reclamaba.-

Para los lugareños y visitantes de la zona, una vez terminado el monumento, con el enorme ángel guardián en su parte superior, con los brazos semi-flexionados y en sus manos portando una corona de olivos, que parece nimbar la testa del busto de don Venancio ALVES, con la urna semi-tapada por una manta y ostentando dos cruces en la parte anterior, con la “dolorosa”, en clara señal de recogimiento, en su tramo final y el ángel niño, sobre el lateral izquierdo, pudieron apreciar en él, además de su exuberante escultura finamente trabajada, algo así como una mezcla de controversia, leyendas y promesas largamente cumplidas.-

Pero antes de pasar a describir estos detalles, debo significar que obra en mi poder, una foto del bosquejo original de la estatua mencionada, hecho con acuarelas y donde se puede apreciar  que en la parte superior, hay una esfera que contiene en su interior, una escuadra, un compás y un ojo, que escudriña el mundo, desde su propia magnificencia, respetando sin dudas, la corriente mística y filosófica que en vida predicara don Venancio. El ángel guardián, está semi-caído (como imitando el vuelo) en la parte central, sosteniendo la corona de olivos sobre una urna semi-tapada con una manta y una enorme cruz en su parte superior. A ambos lados de ésta, se pueden apreciar dos lámparas, del tipo de las que exhalaban incienso por sus picos y similares a la que frotaba Aladino, en espera del genio…

Mientras que la parte inferior era similar a la que hoy se puede apreciar.-

Por qué no se respetó el diseño original ?... Vaya uno a saberlo! !

Y entonces digo controversia, porque una noche de hace muchos años atrás, un peluquero vergarense, conocido por “Pelano” ZULUAGA, quizás contrariado por sus propios pensamientos, sacó el revólver y desde el caballo, le hizo un disparo al ángel custodio, provocándole una hendidura en la parte superior del ala derecha.-

Leyendas digo, porque es voz común en el pago de que el agua que ha sido extraída de la parte inferior del monumento, tiene el carácter de “bendita” y según testigos presentes, más de una vez ha servido para devolver vida y salud a enfermos bastante comprometidos.-

También es leyenda, porque se comenta que ese ángel custodio en algunas noches ha sido visto, recorriendo el perímetro interno de la necrópolis. Y nadie duda, por cierto, que está sujeto a la estructura del mismo, por contrapesas de plomo, ocultas en los pies y que hasta el momento (más allá de esa leyenda), ningún ventarrón se ha dignado a moverlo desde la base original.-

Promesas cumplidas, porque desde muchos años atrás, el ángel niño y “la dolorosa”, han sido cubiertos más de una vez con: rebozos, chupetes, gorritos de bebé, pañuelos de cabeza, pañales de tela y alguien en cierta oportunidad, llevó jabón en polvo, agua y fregón de plástico, para hacer brillar la cabeza de “la dolorosa”, en agradecimiento a que su intercesión ante la Divina Providencia le había salvado una hija, de una grave enfermedad.-

Y largamente cumplidas, porque una novia, en una tarde de octubre llegó a ofrendarle un ramo de flores (por si fuera poco, estos ojos la vieron), cuando marchando descalza, un tanto erguida y otro poco arrodillada, desde la puerta del cementerio, hasta la parte inferior de las escalinatas que circundan el monumento, se postró de hinojos ante “la dolorosa”, con el más sublime sentimiento de que el pacto que allí estaba sellando, solo la muerte sería capaz de desarticularlo.-

Y así ocurrió… Con la disculpa de que a los tres o cuatro meses posteriores al compromiso sellado, retornó con otro ramo de flores para “la dolorosa”, agradeciéndole los favores recibidos, pero también comunicándole íntimamente, que el romance nacido en aquella primavera, se había desvanecido en el espacio, como el céfiro lisonjero de octubre…

Todo esto, frente al riguroso silencio del panteón de don Venancio ALVES PEREIRA, que hoy, a un siglo y algo más de establecido, sigue entrelazando entre sus líneas majestuosas, controversias, leyendas y promesas, aunque estas últimas, no sean tan largamente cumplidas !!!

 

LA  HAZAÑA  DE  VENANCIO  BATALLA

 

Varias veces oí contar esta historia, con ribetes de leyenda, entre la rueda de viejos, que se formaban casi diariamente, en el comercio de mi padre.-

En ella, emergía casi desde la nada, la figura de un humilde paisano de la zona, que demostrando que el coraje no aflora solo en los enfrentamientos con armas, había dado todo de sí, para lograr una hazaña que debe ser sindicada como un verdadero ejemplo, de valentía y dignidad, por la vida de otros seres humanos, en peligro inminente.-

Era, Venancio BATALLA.-

Hijo de don Dionisio BATALLA, un estanciero afincado en la zona de Corrales del Parao, próximo a la Ruta 18, en la casa donde hasta hace unos años atrás, vivía el hoy fallecido, Sr. Lamas BATALLA.-

Todo sucedió en un agosto de 1898.-

Había finalizado la guerra civil y como tal, los hombres y mujeres de ese tiempo, comenzaban nuevamente a ordenar sus vidas, sufridas, humildes, generosas, sin más deseos que el de reivindicarse en paz, con el o los hermanos en discordia, para juntos cimentar las bases del trabajo y el bien de la república.-

En dirección a Treinta y Tres, esa mañana lluviosa de agosto de 1898, circulaba la diligencia del mayoral Alejandrino GUEVARA, llevando en su interior ocho pasajeros (entre ellos dos niños, más preciso un niño y una niña) y un mozo joven, que montado en un caballo azulejo, oficiaba de cuarteador del vehículo.-

Al llegar al paso de los Corrales del Parao, unos doscientos metros arroyo arriba, de donde hoy se ubica el puente carretero de la Ruta 18, el mayoral, comprobó que el curso de agua estaba bastante crecido, pero confiado en su pericia forjada a lo largo de los caminos y entregado a la nobleza de los caballos que tiraban el vehículo, decidió sin pensar mucho, vadear el paso.-

Azuzó los nobles caballos y se tiró al agua, pero cuando logró alcanzar más o menos la mitad del curso aludido, debido a la fuerza empleada, los equinos reventaron los tiros, dejando diligencia, mayoral y pasajeros merced de las embravecidas aguas.-

El cuarteador logró pasar para el otro lado y desde allí, mudo de asombro, miraba sin poder ayudar, el drama que comenzaba a gestarse.-

Como un culebrón gigante, rugían las aguas del Corrales, fuera de sí. Y la diligencia, comenzaba lentamente a llenarse de agua y bambolearse como una débil hoja, que entregada a sus propias fuerzas, solo espera el momento crucial de hundirse y desaparecer en el medio del torbellino.-

Entonces el mayoral GUEVARA, que no era hombre de entregarse así nomás, se quitó las ropas y desde el pescante, se arrojó al agua, con el fin de intentar el rescate de cada uno de los pasajeros.-

Pero la corriente, se lo llevó bailoteando sin control arroyo abajo, hasta que logró asirse a la copa de un árbol y así salvarse de morir ahogado.-

El cuadro, era por demás angustiante, máxime cuando los niños a bordo, lloraban sin cesar, aterrados por el aluvión y los hombres y mujeres, no sabían que hacer.-

Sorpresivamente, apareció un jinete, de galope tendido y acercándose a la barranca, se tiró al suelo de la cabalgadura y pegó un grito potente, con una orden tajante: - Nadie se mueva!! Los niños y las mujeres primero!!...

Después, se fue largando sucesivamente al agua y con potentes brazadas que vencían la corriente, fue rescatando uno por uno a los pasajeros, hasta dejarlos a salvo en la orilla. Posteriormente y como corolario del hecho que narro, rescató a GUEVARA, de la difícil situación.-

Ese, era Venancio BATALLA.-

Famoso nadador de la Costa de Corrales del Parao, un paisano humilde y trabajador, que allá por el año 1912 aproximadamente, falleció en el mismo arroyo al que hice alusión, imprevistamente ahogado, víctima de un calambre, que tras inmovilizarlo dolorosamente, se lo llevó a pique.-

Se había confiado en sus dotes de nadador y además había hecho caso omiso a su padre, quien en más de una oportunidad, le había aconsejado prudencia y cuidado, cuando el curso de agua estaba desbordado.-

Por su parte, el Comisario José Germán MUIÑO NALERIO, en un sintético parte dirigido al Jefe de policía Coronel Basilicio SARAVIA, comunicaba el hecho denunciado, a través de un chasque enviado por el propio padre de Venancio BATALLA, finalizando: “Me comunica que tuvieron que sacarlo del agua, porque el arroyo viene creciendo”.-

Triste final para un hombre joven. Paisano humilde y trabajador, que a más de un siglo de su hazaña, con la memoria intacta, no podía estar excluido de estos recuerdos del terruño.-

 

 

LAS  LIBRAS  DE  “GABRIELITO”…

 

- - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - -

Porque cuando mis nietos…..

…  No sepan de su aguelo, ni quién era!!

Quiero escuchar el tropel del adelanto,

Que arriba e´mi tumba pisotea,

Al pasar tuitos ellos retosando

Con un libro en la mano, pa´ la Escuela!!…..

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Ese era, Gabriel GUERRA GOMEZ.-

Había nacido un día 7 de agosto del año 1880, en la Chacra de Pomatta (aledaños de la ciudad de Treinta y Tres, en la ruta hacia la ciudad de Melo) y falleció en el Hospital Regional de Treinta y Tres, aquejado de una incipiente uremia, el día 8 de setiembre de 1957.-

Hijo de don Gabriel GUERRA y de doña Petra GOMEZ, ambos originarios de Castilla La Vieja (España). Fue un autodidacta, bohemio y recorredor de caminos, que en 1904, era escribiente de la División colorada del Coronel Basilicio SARAVIA y por supuesto, que hombre de su confianza.-

En 1906, era pulpero en Puerto Gómez (lugar aledaño a Cipa Olimar, con ingreso por el camino que va de Treinta y Tres, hacia Charqueada) y allí, cercano al río y a los montes del Cebollatí, quizás fue modelando su estampa de hombres, paisajes y leyendas, rodeado por los GOMEZ, que allí residían y con la llegada del vapor, que hacía la línea Charqueada-  Santa Vittoria (Río Grande del Sur- Brasil) y que también llegaba hasta Puerto Gómez. A su vez, la diligencia que hacía el trayecto Treinta y Tres- Charqueada y viceversa,  tenía allí su posta instalada. Hasta ese lugar, un día de hace muchos años atrás, llegó en diligencia con el fin de rematar unas carreras de caballos, su primo Domingo REAL GUERRA, que venía desde Montevideo, lugar del cual era originario. Como le gustó la zona, decidió quedarse y posteriormente, casi nonagenario, terminó sus días rememorando historias y leyendas pueblerinas, en este pago de Vergara.-

En 1911, Gabriel GUERRA, era Sub-Comisario de la Policía, en la Seccional Tercera del Departamento de Treinta y Tres (Pueblo Rincón), cuando el Comisario de la misma, lo era su correligionario y amigo, don Héctor CORREA.-

Según sus mentas un mediodía de monte en el río Tacuarí, durante una recorrida de rutina, compartió fogón, cigarros, prosa y asado mediante, con un hombre joven, barbudo y huraño, que llevaba dos caballos y la marca que ostentaba uno de ellos, por su llamativa característica, indujo a GUERRA, a dibujarla en el interior de un libro de papel de hojillas para fumar. Tiempo después, a través de una comunicación que fuera enviada por el Sr. Jefe de Policía de Treinta y Tres, a la Seccional Tercera, la marca del caballo antes aludido apareció en primera plana y de acuerdo a informaciones reunidas y cotejadas prolijamente, el hombre joven, barbudo y huraño, no era otro… que el mismo Martín AQUINO.-

En 1913, Gabriel GUERRA, era Sub-Comisario de Policía en Vergara, bajo el mando del Comisario José Germán MUIÑO, también correligionario y amigo y a raíz de un incidente suscitado en el interior de la Comisaría, con el italiano Francisco PADULA y su hijo Luis, en el cual GUERRA, fue partícipe con relevante incumbencia, tiró el revólver a la salida de la Comisaría, abandonó el uniforme y huyó para Puerto GOMEZ, refugiándose como desertor en la casa de su pariente “Angito” GOMEZ ( caudillo blanco, que en realidad se llamaba Ángel GOMEZ).-

De ahí en más, lo envolvió la leyenda y comenzó a escribir poemas: en décimas y en sextetas. Los cuales eran dados a conocer entre el paisanaje, en forma oral, ya que él escribía igual sobre un papel de estraza y los iba dejando en las distintas pulperías y boliches que frecuentaba. Firmaba con el seudónimo “Luz Negra” y su obra, frecuentada por muchas personas que estaban imbuidas en la cultura del Departamento, nunca llegó a reunirse en un libro, para que las nuevas generaciones pudieran conocerlo más de cerca.-

Aun así, fue amigo del guitarrista Telémaco MORALES, de don Atahualpa YUPANQUI, del poeta Valentín R. MACEDO, del Dr.  Héctor Dardo SANCHEZ PIQUEREZ, de Rubén LENA y de Oscar PRIETO, entre muchos más.-

“Luz Negra”, “Gabrielito” o “Guerrita”, simplemente, como le conocieron sus amigos íntimos, fue un tipo por demás pintoresco.-

Era de complexión delgada, bajo de estatura, pelo y barba negra, rostro aindiado, y con algo de místico en su haber. Vestía siempre ropas oscuras y usaba un poncho negro, con listas rojas, siendo común para los paisanos de esa época verlo con los flecos del mismo, metidos de a uno por vez en la boca, como disimulando una creciente ansiedad. Tenía un lugar elegido en el Cebollatí, donde siempre iba a pescar, acompañado de una perra pequeña y lanuda, color negro y allí, se pasaba horas y horas, mate, cigarro y caña, intimando con la geografía y el paisaje ribereño, en lo más profundo del silencio. –

Como tocaba bastante bien la guitarra e improvisaba en décimas, acompañado de la misma, se cuenta que en 1904, cuando los prolegómenos de Tupambaé, llegó de noche al campamento del Coronel Basilicio SARAVIA, el General Pablo GALARZA, Jefe vanguardista de las Divisiones coloradas, que protagonizaron la sangrienta batalla.-

Su presencia en el campamento, era visita y advertencia del combate que se cernía en cuestión de horas, ya que estaban acampados con el enemigo a la vista, pero en su carácter distendido al igual que el de Basilicio, cuando ya se estaba por retirar acompañado de los ayudantes, urdió un plan y así se lo hizo saber al Coronel: - Compadre SARAVIA, por qué no manda buscar a “Guerrita”, para que cante unas décimas en la guitarra?...

Así lo hizo Basilicio y poco después, se presentó el aludido con la guitarra debajo del brazo, pidió permiso a los superiores, tomó asiento en la rueda, templó el instrumento y luego de considerar que éste, estaba a punto, principió a cantar unas décimas improvisadas que mucho tenían que ver con la revolución.-

Finalizado el “compuesto”, GALARZA, aplaudió emocionado y le pidió que cantara otras más, cosa que fue cumplida por “Gabrielito”.-

Finalizó las décimas solicitadas, se despidió respetuosamente de su Superior, metió la guitarra debajo del brazo y al retirarse, GALARZA, lo llamó y le dijo: - Ché “Guerrita”, tomá este regalo!!.. Y echando mano al tirador, extrajo dos relucientes libras esterlinas y las depositó en una de las manos del humilde juglar, convertido en combatiente…

Pero cuenta la leyenda, que GUERRA, no se guardó para sí las libras que le obsequiara el General Pablo GALARZA. Se dirigió a paso lento hacia un lugar, donde estaban haciendo tortas fritas y una vez arribado al mismo, les tiró sobre una mesa, las dos libras cantantes y relucientes: - Tomá!! Dame todo eso de tortas fritas, para mis compañeros… Después, bajando la cabeza se quedó como pensando un rato, mientras la brisa helada de la noche de junio jugaba a su alrededor…

Sorpresivamente, levantó la cabeza, encaró a los que allí estaban presentes y les largó aquella frase como salida desde el fondo de su alma: - A mí… la plata, me quema las manos!!

Y sin decir más nada, se retiró hacia el interior de su cobijo…

 

 

 

EL  NEGRO  QUE  HACE  LLOVER. . .

 

La historia con visos de leyenda, compenetrada fehacientemente en el folklore regional, está ahí nomás. Diría que a pocos metros de uno.-

Si se quiere al alcance de la mano y no hace falta ser un investigador académico para llegar hasta sus dominios.-

Allá por el año mil novecientos y poco o si es posible, promediando el año 1900, cuenta la leyenda lugareña, que en la zona de Paraje “El Chajá” (Novena Sección del Departamento de Treinta y Tres), geográficamente a unos cinco kilómetros de “Paso de Piriz”, hacia el Arroyo Corrales del Parao y denominado así, por el tamaño que presentaban estas aves allí encontradas, apareció un negro joven, que hablaba en portugués y por más señas y datos, comparecía herido de consideración en una parte del abdomen.-

Venía cansado de caminar, sin saber desde y hacia donde. Con hambre, con sed y dolorido, a causa de la herida abierta.-

Buscó refugio transitorio en lo de doña María PIRIZ, quien con aguja e hilo, se animó a coserle la herida, lo trató con yuyos y emplastos y allí se quedó hasta que la muerte, ya entrado en años, se lo llevó en una noche cualquiera…

Muy respetuoso, parco en el hablar, el moreno brasilero, lo único que dijo, fue que se llamaba CASILDO. No dijo nunca, de que parte del Brasil provenía, ni si tenía padres y/o hermanos; pero sin embargo se animó a comentar, que “había estado en una guerra” prefiriendo guardar silencio cuando le preguntaban, en cual de ellas había sido.-

Por los datos e informaciones que aporta la historia, pudo haber sido en “La Revolución Riograndense”, registrada en Río Grande do Sul (Brasil) en 1893, donde las degollinas, propiciadas por el negro Adao LATORRE y las torturas, ordenadas por los caudillos de ocasión, no se hicieron esperar y en venganza a todo lo ocurrido, muerto el General Gumercindo SARAVIA (que era hermano de Aparicio), el ejército republicano, mandó separar la cabeza, del cadáver y como escarmiento de los que quedaban vivos, arrojarla al Río Guaíba, donde nunca más, fue encontrada.-

Como también el moreno CASILDO, pudo haber estado en las revoluciones de 1897 o 1904.-

Lo cierto es, que CASILDO, curado y en buena forma física, pasó a ser un integrante más de la casa de doña María PIRIZ. Andaba a caballo, recorría el campo, echaba las lecheras, ordeñaba, barría los galpones, etc. Pero además de todo eso, cuando la vida se desplazaba lenta y anodina, sobre esa parte del campo uruguayo, él, sabía saborear una “cañita”, con miel y fumarse sus buenos cigarros de “chala”, picando el naco en la palma de la mano.-

Una noche, falleció quizás de un ataque al corazón, sobre su misma cama.-

A la mañana siguiente, lo encontraron rígido, con el semblante lívido, disponiéndose entre varios vecinos, a sepultarlo cerca del Arroyo Corrales del Parao, para delante de lo de don Germán TELIZ, después de unas taperas, donde más cercano en el tiempo residió Noel MELGAREJO y en las proximidades de un monte de coronillas, cavando a pala, a tales efectos, una fosa de un metro de profundidad, sobre un montículo que guarda en su entraña algunos vestigios de indios y envuelto el cuerpo inerte, en un cuero de vaca.-

No mucho tiempo después, alguien del vecindario, en el medio de una tremenda seca imperante, descubrió que regando con agua la sepultura de CASILDO, posteriormente, el alma buena de éste, intercediendo ante la Divina Providencia, derramaba lluvia, sobre los campos ralos y amarillos.-

El hecho se volvió tradición. Y cuando hay seca, los pocos vecinos que aun quedan en el lugar, que en otro tiempo tuvo Escuela y maestros, con niños y niñas que asistían a caballo desde lugares aledaños, se acercan a la sepultura (que aun no tiene una cruz que la identifique), la riegan con abundante agua, le dejan flores del campo y por si fuera poco, las tapan con ramas de coronillas, para que el ganado vacuno no vaya a destruirlas.-

Y no falla. A los dos o tres días de sucedido el hecho, sin duda ninguna, comienza a llover.-

Sabido es, que un paisano viejo, cuando la seca del año 2009, galopeó en su caballo, atravesando campos y porteras, unos l5 kilómetros de distancia, llevando en la maleta, un bidón de plástico con cinco litros de agua y flores silvestres, para dejarlas bien acondicionadas sobre la sepultura de CASILDO y por supuesto que regarla abundantemente.-

Cuando ya tornaba a retirarse para emprender el regreso, algo acicateó su conciencia.-

Dio vuelta lentamente, amortiguando el paso sobre sus piernas chuecas y encarando sus propias palabras, dijo solemnemente: - Disculpame negro viejo… Me olvidé e¨trairte la cañita y el cigarro e´chala que a vos tanto te gustaba!!… Quedate tranquilo que en estos días vuelvo y te traigo… (Como si el finado, lo estuviera escuchando).-

No conforme con todo eso, le largó el pedido tajante: -  Pero haceme el favor, sabés!!... No ti olvidés de hacer llover!!

 

 

DIGALE  A  MONEGAL  QUE  SE  BAJE…

 

Inicialmente me atrevo a decir, que los libros de Historia Nacional, muy poco o casi nada, se refieren a los dos levantamientos bélicos, que contra el gobierno del Presidente Dr. Claudio WILLIMAN, se registraron en el año 1910.-

Es que quizás, mirado desde el punto de vista militar, la cosa no dio para mucho, a pesar, de que en el segundo levantamiento llevado a cabo en el mes de octubre de 1910 (el anterior había sido en enero de ese año), el caudillo blanco General Basilio MUÑOZ , rodeado de un grupo no muy chico de adeptos, tomó bajo su mando la conducción de los revolucionarios y como tal, sentó plaza en el Pueblo de Nico Pérez, convirtiéndolo por varias horas, en un bastión más, contra el gobierno.-

Al final, se pactó, sin derramamiento de sangre y el día 13 de noviembre de 1910, el Presidente WILLIMAN, conjuntamente con un enviado de los revolucionarios, suscribió la paz y la amnistía general, para todos los que habían figurado en las filas revolucionarias.-

Aun así, como en todos los levantamientos anteriores, el frío de muerte, dolor y miseria, volvió a campear los ranchos de los pueblitos y de la campaña uruguaya. Porque desde allí, sin duda alguna, engrosaban filas y alimentaban brazos, los escasos fusiles y las más que numerosas lanzas revolucionarias.-

Anticipadamente y según contaba mi abuela materna, María Rosa FALIVENI, varias viejas y viejos de la zona de la Cuchilla de Dionisio (Cuarta Sección del Departamento de Treinta y Tres), donde ella había nacido y residía por ese tiempo, junto a sus padres y hermanos, habían vaticinado una desgracia para el país, dado que unos meses antes, una “estrella con cola”, se había posesionado de la cúpula interior del cielo. Y mientras el fenómeno refulgía brillante desde allá arriba, abajo, las más viejas se encomendaban a Dios y comentaban para sus vecinos: - Dios mío, cuando la cola de esa estrella toque la tierra!! Es seguro que todo lo que hay aquí, se va a incendiar!!...

Las conjeturas, sobre lo que en realidad era un cometa, se cruzaban entretejidas con las leyendas más dispares y por qué no? con las creencias más arraigadas, que tenían acerca de esos casos, la gente antigua. Tal vez, en la Cuchilla de Dionisio, se ignoraba que la aparición de los cometas, según eternos manuscritos, estaba vinculada con la destrucción de Jerusalén y además con las muertes de Nerón, de Julio César y de Carlomagno. Más acá en el tiempo, afirmaban también que un cometa había surcado el espacio sideral, el día que Aparicio SARAVIA, inició la campaña guerrera de 1904.-

Pero todo culminó pronto.-

Porque una noche de esas, el cometa se fue resbalando despacito sobre las sierras escarpadas de la cuarta sección y poco después, se perdió cielo adentro, para tranquilidad y sosiego de los ojos, que se multiplicaban por mirarlo.-

A los pocos meses de haber desaparecido la “estrella con cola”, aparecieron en la zona los revolucionarios de NOBLIA, reclutando caballadas y adeptos, anunciando a la gente, que estaban en guerra contra el gobierno del Dr. WILLIMAN.-

Este NOBLIA, que es a quien me quiero referir principalmente, obedecía a órdenes directas de Basilio MUÑOZ.-

Se llamaba Bernabé, había nacido en Florida y era hermano de Isidoro (famoso lancero de Aparicio SARAVIA).-

Comenzó su periplo de guerrero, como Oficial de Timoteo APARICIO, cuando la revolución de 1870. Después, salió en todas las “intentonas” y guerras que hubieron, hasta que en 1904, cuando la batalla del “Paso de los Carros” en el Olimar Grande, era segundo jefe de la Sexta División de Aparicio SARAVIA, comúnmente denominada División Florida y a la que mandaba el Comandante Antonio María FERNANDEZ.-

En 1910, Bernabé NOBLIA, sintió latirle el impulso guerrero en sus venas y con el grado de Coronel, reunió adeptos, montó su caballo de guerra y se dispuso a operar a favor de la revolución, por el Departamento de Cerro Largo y ocasionalmente, en esta zona de Treinta y Tres.-

Su gente, anduvo cometiendo tropelías, quemando postes y piques de alambrados y requisando caballos en lo del italiano FALIVENI, contenidos por él, a duras penas.-

En la división de NOBLIA, iba el escritor de Cerro Largo, José MONEGAL, nacido en 1892 y fallecido en 1967, de prolífica acción, como músico y creador histórico-literario.-

Según parece, habían acampado en una zona no precisa del Departamento de Treinta y Tres y previo a la llegada al lugar, después que los “bomberos” indicaron que no había peligro, el Coronel NOBLIA, le ordenó a su asistente: -Trasmita que por orden mía, bajen todos de los caballos!!...

Rápidamente el secretario recorrió las líneas de la división, trasmitiendo verbalmente, la orden del superior.-

Todos o casi todos, descendieron de las cabalgaduras.-

Digo casi todos, porque extrañamente MONEGAL, quedó enhorquetado en su caballo, El Coronel advirtió el hecho y llamando nuevamente a su secretario, le ordenó: - Vaya y dígale a MONEGAL, que ordené que todos, se bajaran de los caballos!!...

El otro cumplió la orden, recibiendo como contestación del escritor: - Dígale al Coronel NOBLIA, que yo estoy cómodo a caballo…

Volvió el secretario con los dichos de MONEGAL, a trasmitírselos al superior. Pero éste, al tomar contacto con los mismos, montó en cólera y le ordenó tajantemente: - Vaya otra vez y dígale que por orden mía se baje de una vez por todas del caballo!!..

Tomó aire y abultó el pecho:- Aquí el que manda soy yo!!.. No es problema si él está cómodo o no… El problema es el caballo, y no él!!...

 

AQUELLA  MAQUINA  SIN  CABALLOS…

 

La historia y el recuerdo, recorren sistemáticamente, los anales de la distancia, hasta diluirse lentamente, en el “puzzle” imaginario del infinito.-

Ya se cumplieron noventa y pico de años largos de recuerdo, en que el primer automóvil, haciendo historia, cruzó “mandando rueda” por las precarias calles de aquel Vergara, que con pocos años de haber sido declarado pueblo, recién comenzaba a dar sus primeros pasos, en la geografía natural del Departamento.-

No distaba mucho de ser una aldea, ubicada a pocas cuadras de la margen derecha del Parao, pero crecía año a año y ya tenía sus propios lugares que paulatinamente iban a ser su carta de presentación.-

Estaba el primer hotel de CLAUSEN, ubicado en el preciso lugar donde hoy todavía existe la casona, pero que en realidad estaba construido con el frente de material y el resto, constituido por extensos galpones de terrón y paja, que vieron su total destrucción la madrugada del 28 de enero de 1915, cuando un voraz incendio, al parecer intencional, le borró la estructura para siempre.-

Estaba la casa de fotografías “La Popular” del italiano Juan Bautista RAMAGLI; la sastrería “La Vencedora” de Nicolás SCARANO y la zapatería, con el distintivo de una bota dibujada, que laboraba y llamaba clientes con sus trabajos, orientados por las manos de Francisco PADULA.-

Carlos BONELLI, Roque ZITO y Lucas DUCATELLI, se dedicaban a construir casas para el flamante pueblo. El gallego Abelardo GARCIA, ya tenía su “baratillo” de tienda, bazar y juguetería instalado. Mientras que procedente del Pueblo Nico Pérez, llegaba a Vergara, con su empresa fúnebre, su oficio de relojero y sus mentas de “lobizón”, el viejo Pedro ICART ALVARIZA, conocido después en el ámbito popular y de leyenda del pago por “El Viejo Cajonero”… Célebre además, porque en la década del 20 adquirió la primera radio que hubo en Vergara…

Y mientras José VERGARA, se esmeraba en elaborar diariamente pan, galleta y bizcochos con harina Flor, desde el otro extremo de la madeja, el Comisario José Germán MUIÑO NALERIO, imponía el orden en el Pueblo, vestía ostentosamente uniforme y espada, regalados por don José BATLLE Y ORDOÑEZ y su esposa doña Jorgelina MALVAREZ, coleccionaba con gusto, una variada gama de abanicos, algunos de ellos, con incrustaciones de huesos y finamente trabajados.-

Así era el ambiente del pueblito, cuando según la tradición escrita del diario de Treinta y Tres “El Comercio”, el día 26 de setiembre de 1911, un automóvil por primera vez cruzó las calles de Vergara.-

Según la tradición oral, el auto mencionado era un “OVERLAND”, de fabricación inglesa, con carburador de bronce, y  “Pepe” Vergara, testigo presencial del hecho, lo recordaba desplazándose entre “un ruido bárbaro” y a muy escasa velocidad, frente al Hotel de CLAUSEN, por la calle General Artigas.-

Hubo mucha gente del pago, que al ver aquella máquina “sin caballos”, dispararon casas adentro, se encerraron y a toda boca lanzaban improperios y le auguraban vaticinios de rápido y progresivo deterioro, a esa “máquina infernal”, que intentaba desplazar la hegemonía bien ganada, de las diligencias de Serapio TELIZ, Patricio PEREIRA y Bernabé DIOGO.-

Como ellas también años atrás, venían “chicoteándole” el rumbo y la guía a las carretas de NAVARRO, de PEDROZO, de los BARBOZA o de SANTANA VARGAS.-

Cuentan que el auto, era propiedad de Arturo CUENCA Y LAMAS, estanciero y tambero de “San Francisco” (Segunda Sección de Treinta y Tres), hijo del Dr. Baldomero CUENCA Y ARIAS y a su vez, sobrino materno del Coronel Diego LAMAS.-

Hombre de acendrado linaje, don Arturo CUENCA Y LAMAS, conservaba en su poder, trozos de la corona que en mayo de 1898, acompañó hasta la última morada a su tío, el Coronel Diego LAMAS. Pero además y es bueno destacarlo, su padre, el Dr. Baldomero CUENCA Y ARIAS, en el año 1913, según estudios del Genealogista Ricardo GOLDARACENA, fue el primero en introducir plantas de transparentes en el Uruguay, traídas en macetas desde España.-

También Baldomero CUENCA Y LAMAS, hermano de don Arturo, fue Médico- Cirujano del ejército blanco en 1897 y una foto muy difundida así lo revela, cuando en el Paso “El Minuano” en la frontera con el Brasil, en el Departamento de Rivera, lo registra operando un combatiente, al aire libre y rodeado de varios “mirones” más, algunos de ellos con partes del cuerpo vendadas y otros, con muletas.-

Así pues, el primer auto que cruzó las calles de este pago vergarense, había sido traído en tren hasta Treinta y Tres y desde allí, se desplazó hasta Vergara, sorteando escollos naturales de toda clase y según comentaban los más allegados, su dueño, pensó instalar un servicio de pasajero, en esa línea, pero bien pronto hubo de desistir, por la precariedad del camino y por ende, los gastos excesivos, más que ganancias, que el mismo le iba a dejar.-

Para CUENCA Y LAMAS, que estaba casado con Alba RISSO y no dejó descendencia conocida y que después de esto, en el año 1914, se dio el lujo de importar 17 vacas holandesas puras, traídas directamente desde el extranjero, quizás el negocio no representaría pérdida ninguna. Sí, representaba para los mayorales de diligencias. Que con su modestia de caminos y sus enormes sacrificios, aun pensaban que esa “máquina infernal”, sin caballos “a la vista”- como decía Evaristo BARRIOS- jamás “de los jamases”, podría desplazar, sus galopes rumberos, sus diligencias cumplidoras y sus caballos estrelleros que en las frentes y en los ojos, llevaban un mensaje implícito. Y ese era, el de acero y sol, que imponían los cielos nacientes de los horizontes largos…

 

 

LE  LLAMABAN  “LA  TORANZA”…

 

Fue una de las tantas leyendas femeninas, que paseó su estampa legendaria por las calles de este pago vergarense.-

Nombrada y re-nombrada, por hombres y mujeres, de aquel Vergara ambientado a comienzos del novecientos. Que después, muchos de ellos, llegaron a codearse hombro con hombro con nuestra generación y esa mujer, tras diluir su existencia en el tiempo, sin embargo persistió en una frase más que elocuente: - Mala!!.. Cómo “La Toranza”!!

Que para ese tiempo, ya era decir mucho…

Sus mentas de mujer guapa y peleadora (cuando le buscaban la reacción), trascendieron más allá de los límites del pago viejo. Y cruzando de Sur a Norte los sinuosos y precarios caminos del Departamento, se pobló de existencia, de gentes y de geografías, cuando en la boca de carreros, mayorales, esquiladores o troperos, campeó de fogón en fogón. De mate en mate…

Como que nombre, leña y vida, se fueran quemando en una misma hoguera.-

Y siguió por los tiempos, quemándose y llenándose de sombras, cuando las noches lejanas del Parao, le prestaron sus lunas y sus estrellas cómplices, entre risas chillonas, ranchos pobres y caricias compradas. Para que al final de su ciclo, se hiciera “mujer de la vida”.-

Sin embargo, como postal vergarense que fue, siguió siendo Adelaida MENDEZ.-

Y le decían “La Toranza”, porque siendo bastante joven, desde las Costas del Olimar Grande, allá por la Séptima Sección de Treinta y Tres, la había raptado en el anca del caballo, el “Indio” TORANZA. Un matrero que a las fuerzas, la había hecho su mujer. Con una gavilla de malevos, que vivían de tropelías y ocultos en los montes.-

Años, andanzas y destinos, lo llevaron al “Indio” TORANZA, un mestizo, nativo de Cerro Largo y que al parecer habría estado muy vinculado al General Justino MUNIZ (incluso cuando la batalla de Arbolito, en marzo de 1897, se le sindicó como el matador directo del “Chiquito” SARAVIA) a huir hacia el Brasil, cuando las fuerzas policiales lo traían a raya y su captura era inaplazable.-

Abandonada a su suerte y lo que el destino le deparara, Adelaida MENDEZ “La Toranza”, se quedó perdida entre los primeros ranchos que poblaban la llanura soledosa de “El Parao”.-

Un pueblito incipiente, que recién comenzaba a despuntar…

 

A NEGRINHA TÁ CHORANDO……

 

Juan Francisco SILVA, había nacido en los alrededores de Bagé (Río Grande do Sul- Brasil), en el año 1829, bajo el Imperio del Rey Pedro I.-

Hijo de negros esclavos, su vida quedó relacionada para siempre a la de los primeros “ZULUAGAS”, que poblaron esta zona. De sangre vasca y que en realidad, eran “ZULOAGA”, por sus ancestros españoles que fieles a los designios de la monarquía del Rey Juan VI de Portugal, allá por 1778, se convirtieron en colonos riograndenses, dueños de aventuras y tierras desconocidas.-

Joven aun, el moreno Juan Francisco SILVA, llegó a esta zona procedente desde su Bagé natal, traído por don José ZULUAGA, con el cometido entre otras cosas, de que enseñara a su hijo Honorio, que para esos tiempos era un niño, a montar a caballo.-

Y se quedó en la zona de los Corrales del Parao (hoy, Segunda Sección del Departamento de Treinta y Tres). Allí cerca del “Paso de Piriz”, donde la geografía llena de afectos y recuerdos, guarda tanta ternura y armonía, para quien escribe estas líneas.-

Formó hogar, crió hijos, envejeció y murió más cerca del “Paso de Piriz”, en la casa de don Héctor CORREA, un 29 de setiembre de 1944… Tenía, algo más de los cien años…

El destino sufrido y azaroso de este moreno, lo llevaría en los primeros años del 1900, a perder su esposa de nombre Dominga, a manos del “Indio” TORANZA, que en su huída hacia el Brasil, se la arrebató y la llevó a la fuerza.-

Muchos años después, ya muy anciano, con el pelo y la barba blanca, el negro viejo entre lágrimas sinceras de cariño, hacía referencia al triste caso.-

Su mujer, no había retornado jamás. Ni noticias, tenía de ella.-

Pero en su afán de recordarla, enjugaba una y otra vez sus lágrimas, mientras musitaba entre dientes: -Aparece Dominga.. que a negrinha tá chorando…

Se refería así, a la hija que ambos tenían en común. Y que también el día que el “Indio” TORANZA, había raptado a Dominga, la “negrinha” se había marchado por la fuerza, junto a la madre.-

Ambas, en las manos de TORANZA, eran como dos débiles gajos en una corriente de agua que impetuosa, fría y cruel, las arrastraba a su merced…

 

LA   MUERTE   DE   “EL   FIROCA”

 

Decían los viejos de ese tiempo, que “La Toranza”, en el interior de una de sus manos, ocultaba una piedra de boleadora “retobada” en cuero y asida por un trozo de tiento, a una de sus muñecas.-

En el momento preciso, la soltaba firmemente hacia su contrincante. Por ende, era un arma de mucho cuidado. Temida y maldecida, por quien o quienes, osaban enfrentársele.-

La noche del 15 de agosto de 1915, cuando un balazo mortal disparado a quemarropa en el cuello de Porfirio MARTINEZ, alias “El Firoca”, siniestro personaje de la noche vergarense, lo dio por tierra en la calle, frente al rancho de la negra vieja Apolonia (que murió con más de cien años en su haber), tres personas rodeaban el cuerpo, a la llegada de la Policía.-

Ellos eran: Eusebio ALMADA, alias “El Burro” (tahúr, contrabandista con cargueros y hombre de la noche), Cosme ARAUJO (que después sería Guardia Civil) y por supuesto que Adelaida MENDEZ, también estaba allí.-

A pesar de los ingentes esfuerzos del Comisario José MUIÑO, la muerte de “El Firoca”, nunca fue aclarada, a pesar de que las cuatro personas antes mencionadas, hacía poco rato atrás, habían abandonado uno de los tantos prostíbulos que había en el pago.-

Mundo de bohemia, de alcohol, de “mujeres de la noche”, de bailongos a guitarra y acordeón, de viejas pendencias, que más de una vez obligaron a MUIÑO y a sus Guardia Civiles, a separarlos a empujones, a “sablazos” y de revólver en mano. Dándole así al “cepo” o a la “barra”, un más que numeroso atracón de presos. Porque en esos tiempos, todavía no existían las celdas en las Comisarías.-

Todo ese mundo, pobre, oscuro, sufriente, atestado de “malas enfermedades” y largas intrigas, fue rodeando y oprimiendo la imagen de Adelaida MENDEZ, hasta fundir su llama de vida en alguna sepultura olvidada, del Cementerio Viejo. Allá en las postrimerías del Barrio “La Cuchilla”.-

Entonces recién ahí, comenzó la verdadera leyenda de “La Toranza”…

HASTA  EL  OTRO  CARNAVAL…

 

Cuando por la calle Marcelo Barreto, de Vergara, con dirección a la Plaza Confraternidad, aparecía aquel “mascarito”, con camiseta blanca, calzoncillos largos (confeccionados con bolsas blancas, que llenas albergaban azúcar “RAUSA”), un dedo en la boca, el gesto de tonto y el traje flamante colgado en una percha, todo el mundo ya sabía , que aquel “fulano”, era el “Nene” PADULA.-

Filomeno Alberto PADULA, encabezaba la comparsa de murguistas con su disfraz: “El Distraído”…

Un siete-oficios, este tal “Nene” PADULA.-

Empezó trabajando en comercio con su padre, el viejo Francisco (un italiano venido de Potenza en 1896, esposo de Inés MERLINO y según sus expresiones “Prime del Prevete di Roma”, que se llamaba Ricardo PADULA), después levantó quiniela de a caballo, tuvo empresa de pompas fúnebres, tocaba el clarinete y la guitarra y por último, remató como empleado del Juzgado de Paz de Vergara, cuando el Juez, era don Excelino VARGAS.-

Pero mucho antes que esto y que cuando el “Nene”, ostentara su disfraz de “El Distraído”, el 1º de marzo de 1905, el Comisario MUIÑO (que no se llevaba nada ni con el viejo PADULA, ni con Roque ZITO, que también era italiano, pero del Piamonte) autorizaba el carnaval en Vergara y como tal, otorgaba permisos para disfrazarse, entre otros a: Eusebio ALMADA alias “El Burro”, Filomena SEQUEIRA, Rosa MUIÑO, Bonifacio NIZ, Belisario DUTRA (que murió en el “Paso de Piriz” , con casi cien años), Dorotea FERNANDEZ (la viuda de don Venancio ALVES PEREIRA), a Luis PADULA, a Vicente PADULA, al “Rubio” PADULA y haciendo un esfuerzo quizás, al viejo Francisco PADULA, también.-

Más allá de esas controversias, engendradas en los hombres de ese tiempo, a veces hasta por discriminación hacia los mal llamados “gringos”, los PADULA-MERLINO, fueron grandes creadores y animadores de los viejos carnavales vergarenses.-

Con su murga “Los Loberos”, con los rostros pintados de negro, sombreros puestos con espejitos de colores, en su parte frontal, pantalones blancos y hojotas atadas hasta la rodilla, como las comparsas lubolas, veintitrés hombres, entre los que estaban el “Rubio” PADULA, Oscar SCARANO (que era fotógrafo ambulante) y Justino CARBAJAL, que tocaba la guitarra y cantaba, animaban el carnaval en la calle, al influjo de tambores y guitarras.-

Después, cuando la noche tibia comenzaba a cribarse de estrellas y los grillos de “El Charco”, parecían raspar el silencio con sus porfiados chirridos, Santina PADULA, Francisco (hijo), Felipe y el “Nene”, acompañados de CARBAJAL y Jacinta VIERA (la madre del loco Pedro MUNIZ), ambos en guitarra, iniciaban el baile, en el viejo altillo, que entre serpentinas, matracas, papel picado y lanza-perfumes, veía su final cuando los rayos del sol, hurgaban las ventanas con sus dedos amarillos y atravesando los vidrios, se colaban baile adentro.-

Las guerrillas de agua en la vuelta de la Plaza, no se hacían esperar y el “Loco” PUCCIARELLI, increíble personaje del Vergara de la década del 20, asistía a las mismas, prolijamente vestido, de traje azul y peinado “con gomina”, a la antigua usanza.-

Eran los tiempos de la murga “Los Gorriones”, integrada en su casi totalidad por los hijos del “tano” inmigrante Nicolás SCARANO, dueño de la sastrería “La Vencedora”, que según el Dr. Bolívar LEDESMA, había llegado a Vergara, procedente de Polanco, con una “catrefada” de hijos y casado con una bailarina francesa, doña Sara THEVENET.-

Pero en la murga, también, se les había colado el zapatero belga Juan FOUQUET, que tenía un perro al cual llamaba “CERAZÓN” (lógicamente por cerrazón), animal éste, que murió a la increíble edad de 21 años.-

César, Arévalo, Oscar, José, “Minguito” y Roger (éste último de los SCARANO, llamado así en virtud de que el viejo Nicolás, guardaba consigo un libro, donde se relataban las incursiones de un almirante siciliano, con ese mismo nombre, que sirvió a órdenes de los reyes de Aragón entre los años 1250 al 1335, destruyendo escuadras navales y castigando las costas meridionales de Francia).-

Cuentan voces lejanas, que ya no están físicamente, que cuando el saludo de “Los Gorriones”, se elevaba hacia el cielo, en la noche llena de calor: “Somos los gorriones/ que venimos a cantar/ si no nos dan pan y vino/ nos mandamos a mudar”, el belga, arrastrando su dificultad más que latente con el idioma español, no podía con su forma de pronunciar “Los Goriones”… Y los otros, se mataban de risa, a los “codazos” y a los “empujones”…

Un mediodía de la década del 20, en pleno carnaval y con un sol que caía a plomo sobre el pueblo, como queriendo incendiar todo lo que se le pusiera por delante, dos vivientes disfrazados, uno de oso y el otro de domador, atravesaron las polvorientas calles del Centro, pasaron por lo de Regino LEDESMA (el padre del Dr. Bolívar LEDESMA) y enfilaron rumbo al Paso Real del Parao, recalando momentáneamente en el Hotel de Claussen, allá por los finales del caserío primigenio.-

Decidido a tomar una cerveza, el domador, le previno al oso y como tal, luego de hacerle serias recomendaciones, lo ató de la cadena a uno de los barrotes de hierro, de una de las ventanas del frente.-

Entró confiado el domador, que saldría en seguida. Pero no fue así.-

En el lugar, había más parroquianos y después, “que mojó el pico”, desataron las lenguas y comenzaron las historias, el tiempo se hizo oro y el pobre oso, pacientemente amarrado a la reja, empezó a sudar y sudar…

Como a la hora más o menos, salió el otro de allá adentro.-

Con un “peludo a los tientos”, que iba de lado a lado, las manos vacías y la lengua trabada. El oso, que a esa altura le sudaban hasta “las barbas de palo” del disfraz, le recriminó en una mezcla natural de italiano-español:- Mirá que bene… Solo el ocho, no toma chevecha...

Y el “ocho”, era el italiano albañil Leonardo DI BUENO…

Cómo pasaron esos carnavales vergarenses!!!

Allá por la década del 40, cuando el “Nene”, comenzó a disfrazarse de “Distraído”, una tarde, una “mascarita” con un abdomen prominente, que a lo lejos lo denunciaba como embarazada o “en cuidao” como decían las viejas de esa época, atravesó el puentecito sobre “El Charco” y siguió aparatosamente rumbo al Centro.-

En sentido contrario, venía el sastre ORTIZ, con una borrachera tremenda y al verlo, la “mascarita” se le fue por arriba, conociendo sus dotes de enamorado y como “Carlitos” ROLDAN, aquel inolvidable cantor de tangos, el entonó al oído con una voz finita: -Mama yo quiero un novio…

El viejo, lo separó de un manotón, logró acomodar el cuerpo y le largó desde adentro, casi con el alma: - Puta con esa panza que tenés… Cómo pa´novio tás vos!!

Y ambos, siguieron sus caminos de destinos desencontrados…

En realidad la “mascarita”, era el turco Odemar ABRAHAM, hijo de don Jorge y otro “que hacía llover”, en los viejos carnavales.-

Más acá en el tiempo, quedó grabada la impronta de ESCOBAR, que era Guarda hilos del teléfono y se disfrazaba de avestruz, con atropelladas, disparadas y gambetas, incluidas.-

Después, los corsos, los tablados, los bailes del club Democrático (altillo de Padula) y en el club Uruguay, unidos por las farándulas y las serpentinas, que bajo la noche vieja y la luna pálida, se movían cadenciosamente, en una enorme cadena humana, todos tomados de las manos.-

El “breack” del “Canario” DIAZ, paseando la reina del carnaval, con otro, que sentado en el pescante a su costado, iba disfrazado de arlequín…

Los CANDIDO, hijos de don Juan y de doña Camila PELLEJERO, disfrazados de “burritos”, al igual que años después, cuando se inauguró el tablado “Apolo 11” (a media cuadra de la casa donde hoy resido), lo haría el “Dios Verde” (aquel Rigoberto NOBLE) y los “cabezudos” de los hermanos ITUARTE-MILA.-

Allí, la soberana del carnaval, paseaba en la Ford “T”, modelo 25, del “Coco” BATALLA y los corsos comandados por Valoy RODRIGUEZ , con sus “Ases del Candombe” y gente a caballo, unían “Cuchilla” y “Centro” en un repiqueteo de lonjas, guitarras y matracas, que le imponían luz, sonido y color al espectáculo.-

En otra época, al culminar el ritual del entierro con “cajón y todo”, lo abrían y había canilla libre para que la gente comiera, pavos, lechones, gallinas, cuidadosamente preparados, hasta con “beberaye” incluido y sin problemas de distinción en cuanto a clases o razas.-

Con las barras del día, la gente comenzaba a dispersarse con dirección a sus casas o para el arroyo, a veces con alguna gallina robada entre las ropas.-

Como aquella madrugada en que “ Pedroza” (Pedro CRUZ), el maquinista de UTE, con las primeras luces del sol vio pasar a dos hombres de su amistad, con rumbo a la “Picada de las Lavanderas”, allí cerquita de la casa de Rosalino ALMEIDA, con “paquetes” bajo el brazo, ocultos por ropas.-

Al preguntarles para donde iban, estos le respondieron que para el arroyo a lavar unas ropas. Y entonces “Pedroza”, sin convencerse, reflexionó en voz alta: - Ropa al arroyo?... Nunca había visto ropa con plumas!!...

Y se dio vuelta y marchó a las risas y sacudiendo la cabeza, rumbo a la sala de máquinas, donde el trepidar de los motores, partía en trozos la mañana recién nacida…

Finalizaba la fiesta pagana.-

Desde la iglesia, el tañido de las campanas, indicaba que José CHUZINSKY, estaba llamando feligreses para la misa, después de racionar a los conejos y darle salida para la calle al cuzco overo, de nombre “PERON”.-

Las almas buenas se despedían: -Hasta el otro carnaval!!

Mientras los pasos apresurados, huyéndole al día, pellizcaban nerviosamente, la piel gastada y casi dormida, de la calle vieja…

 

LA  DETERMINACION  DE  DON  FLORO

 

Decía una vez don Lucas SUAREZ, un paisano esquilador y siete-oficios del Rincón de Ramírez, que era muy amigo de mi padre:- El único que me pudo ganar una vez un concurso e´tango, jué el finao Floro Alves… Sí señor!!

Y ante la insistencia y la mirada de su interlocutor, el viejo fue largando “el rollo” de a poquito: -Yo l´ice veinte cortes al tango y el finao Floro, l´izo veintiuno… Me ganó por uno nomás!!… Pero no solo eso…

Y el que lo escuchaba lo miró asombrado. Pero antes de que fuera a preguntarle algo, el viejo SUAREZ, siguió señalando el comentario…

-Me ganó por tres motivos más!!... Tá clavao!!.. Tenía plata, era léido y taba mejor vestido…Que miban a dar premio a mí el jurao, si yo era un gaucho pobre y de pata rajada y él, un estanciero e´riñón tapao…

Ese pues, era don Floro ALVES PEREIRA.-

Un estanciero de “riñón tapao”. Hijo de don Venancio (el dueño de “La Trinidad”) y de doña Dorotea FERNANDEZ (que murió con casi cien años y cuyo nombre, antepuesto del de Santa, es referencia para uno de los barrios que hay en Vergara).-

Viuda de don Venancio, doña Dorotea, se casó dos veces más y entre las innumerables amistades que tuvo, quizás una de las que más distinguió, por ser amigo, correligionario y haberse sacado una foto junta, fue la del Dr. Luis Alberto DE HERRERA.-

Campos imbuidos de una geografía caprichosa, con alguna que otra ondulación, pero en lo demás, verde y llana, “hasta perderse la vista” en el acero estelar del horizonte.-

Sin embargo, el 27 de abril de 1870, cuando “La Revolución de las Lanzas”, parte de esos campos, fueron hollados y ensangrentados por los seguidores del General Timoteo APARICIO, trabados en lucha, con un grupo de leales al gobierno, que obedecían a las órdenes del caudillo de Soriano, Coronel Máximo PEREZ.-

Ni que hablar que en la refriega, hubieron muertos de ambos bandos y por lo tanto, esos mismos campos, frentes a la estancia “La Trinidad”, aportaron su tierra indómita para la última morada y el último recuerdo, de hermanos orientales. Cuyas diferencias gravitantes no eran las de sus talentos o capacidades, si no que por el contrario, eran las medidas que otorgaban el coraje, las lanzas, los cintillos o las bocas sedientas, de los fusiles funerarios.-

Este en parte, fue el entorno primigenio de don Floro ALVES PEREIRA.-

Un hombre, que le gustaba vestir bien, “piropear” las damas, andar en caballos bien puestos y mezclarse entre los círculos literarios y filosóficos del Montevideo de los años 20 y 30, hasta el final de su vida.-

Por lo dicho al principio de este relato, gran bailarín de tangos y cuando daba la mano, se presentaba diciendo:- Floro ALVES PEREIRA… Bachiller en Ciencias y Letras…

Además, gran tirador de lazo.-

Su baquía y experiencia como tal, alcanzó ribetes casi novelescos en la comarca, cuando invitado a una de las tantas yerras de la zona, por una jugada que le hicieron, enlazó un zorro campo afuera, solicitando dos condiciones únicamente: la primera, que tenía que ser con su lazo y la segunda, que por los menos dos paisanos a caballo, le hicieran “calle”, dado que el zorro en su denodada defensa, cuando se ve perseguido dispara en zig-zag.-

Así se hizo y don Floro, que estaba impecablemente vestido de pueblero, porque coincidió que estaba llegando de un viaje realizado a Montevideo, hizo silbar su lazo en el aire, lo largó como quien larga una serpentina (con todo el rollo) y al cerrarse la armada del mismo, el zorro, que le había liberado don Serafín MARQUEZ y que desde el día antes, lo tenían enjaulado, yacía prisionero, de la destreza singular de aquel hombre sin rivales…

Unos paisanos que estaban allí, no podían creer, lo que estaban viendo, de manos de un hombre al cual consideraban más pueblero, que otra cosa: -Lo parióél viejo!! Medio tira el lazo… Y como venga nomás!!..

En una palabra, los desacomodó a todos los que estaban allí y aun mucho tiempo después, cuando todavía quedaba gente de la época, el tema, era muy comentado en los fogones criollos. Porque dicen, que hasta con la mano zurda enlazaba…

Años después, cuando don Floro era dueño y señor de “La Trinidad”, vecino apreciado y respetado en la zona, tenía como capataz del establecimiento al negro Hilario RODRIGUEZ, que era nacido en Vergara y en 1904, había sido carrero del parque de guerra del General Aparicio SARAVIA.-

“Muy por el patrón”- el moreno viejo- con cargo de capataz y afectado de cierta jerarquía accidental, todos los meses o a veces al finalizar una quincena, venía con el cuento: -Patroncito..jé jé… corrí un pión, que no servía pa´nada…jé jé…

Y don Floro:- Bueno Hilario… Vos sos el capataz… Si lo echastes estará bien….

Y la cosa, quedaba terminada ahí nomás.-

Hasta que unos meses después, bastantes, como para un hombre madurar una idea bien elaborada, el estanciero, sentado debajo de un árbol, tomando mate y mirando la mañanita recién amanecida, llamó al capataz y una vez éste, en su presencia : - Ché Hilario… uñí las yuntas y prendé la carreta…

- Bueno patroncito… Comonó…Levanto media res?...

- No Hilario… no levantés media res…

El negro lo miró de boca abierta y antes de que pudiera decir algo, siguió punteando don Floro: - Culatiás la carreta frente a tu cuarto, Hilario. Levantás tus negros, cargás tus cosas y te pelás pa´Vergara…

Cebó un mate, bebió tranquilamente, “chasquió” en la bombilla, se compuso el pecho y siguió desgranando: - Vos has corrido a muchos, Hilario… Hoy te toca a vos…

Y nada, ni nadie, lo hizo cambiar a don Floro de tan crucial determinación…

 

LA   NOCHE   DE   SAN   JUAN

 

Tan antigua como el tiempo.-

Y sin embargo hoy, más que llamaradas inmensas, su hábito de practicarla ha quedado reducido a un simple recuerdo.-

Se llevaba a cabo, todos los 24 de junio, el día de San Juan.-

Al que por las noches, en el campo, se le encendían grandes fogatas porque según decían nuestros abuelos, el fuego, iluminaba el camino para que el santo se desplazara, con sus augurios de bondad y buenas cosechas.-

La tradición, viene desde muy lejos. Por ejemplo en Francia, en el año 1573, la noche de San Juan, se festejaba quemando un cesto con gatos en su interior, cuyos maullidos, despertaban la algazara entre el público asistente. Incluso, Luis XV, fue el último monarca que tomó parte en ella.-

En España, por su parte, desde años ha, existe también la noche de San Juan y para festejarla, los colaboradores exteriorizan su alegría, armando grandes fogatas con trastos viejos.-

Quizás, pensando un poco esta costumbre muy arraigada en las zonas del interior de Canelones, fue traída al Uruguay por los inmigrantes españoles, provenientes de las Islas Canarias. Más allá de que en 1807 los ingleses que dominaban Montevideo y que estaban adheridos a la masonería, efectuaran una procesión por las calles de la misma, en honor a San Juan Bautista.-

Lo cierto es que el tema da para mucho. Tanto, que acá en este pago, más que la noche de San Juan, al amanecer del día 24 de junio, muchas familias plantaban semillas de trigo, próximo a las casas, con la creencia de que así, durante el año, en ese hogar no faltaría el pan.-

Otros antes de salir el sol, ese día, se quitaban las ropas y se arrojaban a los cursos de agua cercanos, con el único afán de purificarse. Si alguien por la edad no podía concurrir, entonces procedía a lavarse la cara en una palangana, con el agua que había dejado afuera la noche anterior.-

Las mujeres y los niños, se bañaban aparte de los hombres.-

También, la noche del 24 de junio, se juntaban “macitos” de paja y velas que se compraban en el comercio y se dejaban a la intemperie. Con la condición de que antes de salir el sol, el día 25, había que entrarlas y guardarlas, convenientemente arregladas en el ropero de la familia. Las mismas, se usaban cuando había tormenta eléctrica, pues según la creencia que por ejemplo, tenía mi madre en casa, era que si encendían esos “macitos” de paja o las velas, la tormenta seguía de largo.-

Ahora bien, más allá de que en campaña las fogatas de San Juan, se armaban con gramillas chacareras, secas por las heladas, ramazones marchitas, productos de podas o desgajes de otoño o chalas sobrantes de la parvas, en Vergara, allá por la década del 20 dicen que los PADULA-MERLINO, le prendían fuego a un Judas y a una barrica de alquitrán, en el medio de la gritería y el “carcajerío” de la gente.-

Según el Dr. LEDESMA, que en este pago era vecino de don Francisco PADULA y de doña Inés MERLINO y conocía a su numerosa prole, el hecho, se llevaba a cabo siguiendo una vieja costumbre de la Santa Madre Iglesia, donde recrudecía en las almas piadosas, la venganza de la traición, por los treinta dineros.-

También y cuando no, las fogatas de San Juan, dieron lugar a una lámina de MOLINA CAMPOS, aparecida en los almanaques de Alpargatas, cuando la década del 30. A una payada de contrapunto entre José Silvio CURBELO y Juan Carlos LOPEZ, llevada a cabo en Treinta y Tres, en una noche de junio del año 1972.-

Por último, entre los muchos yuyos, que convergen en un libro de propiedades curativas, están: “La Corona de San Juan” (que no es otra que la Artemisa, buena para cólicos, vómitos y anemias) y “La Yerba de San Juan” (que no es otra que el Corazoncillo, buena para los dolores de cabeza, riñones e hígado).-

Pero la anécdota llama al recuerdo.-

Fue una noche de las tales, allá por el año 1936 y en las postrimerías del Barrio “La Cuchilla” de Vergara.-

Una niña, que en esa época iba a la Escuela, escuchó risas y griterío a unas pocas cuadras de su casa y al abrir la ventana, tras levantarse despaciosamente, sin hacer ruido, para ver que ocurría, vio elevarse hacia el cielo, ensartado en la punta de una caña, una figura bastante similar a la de un paisano de botas y bombachas, ardiendo en llamas.-

Desesperada, corrió a contarle a la madre.-

-Mamá!! Mamá!!.. Los vecinos tán quemando un hombre de verdá!! Mirá como es en serio…Vení a ver!!

La vieja se tiró más que ligero de la cama.-

Se calzó las chancletas, se colocó un vestido y se acercó rápidamente a la ventana, despabilándose, para mirar lo que acontecía. Observó y tras un ligero bostezo, convenció a la asombrada criatura: -No sias boba muchacha!!... Cómo va´cer un hombre de verdá!! No ves que son los Cándido, prendiéndolo fuego al tal Judas!!...

En efecto, eran los CANDIDO-PELLEJERO, hijos de don José (que murió con más de cien años sobre su lomo) y de doña Filomena, a quienes conocimos ampliamente, todos los de mi generación vergarense…

 

EL  SALUDO  DEL  “MANEQUIN”…

Carmelo BARBOZA, había sido de los legendarios carreros de carreta con bueyes, que anduvieron mucho tiempo, abriendo huellas y caminos, hacia los cuatro puntos cardinales de este pago.-

Yo lo conocí viejo, ya. Quizás estirando paso a paso, el tiento “sobao” de los setenta y alo más, años vividos…

Y lo vi envejecer de a poco también, como él, me vio criarme desde niño y hasta un poco más de los veinte años.-

Un paisano grandote de tamaño, pausado en el hablar, amplia frente, como acostumbrado a mirar el cabeceo eterno de las distancias y con unas manos ásperas y callosas, de empuñar la picana y forjar rumbos con el carromato.-

Era muy amigo de mi padre, a quien dispensaba un cariño casi familiar. Y recíprocamente, aquél, le dispensaba un enorme respeto, casi patriarcal, porque ambos se conocían desde la Costa del Sarandí Grande, en el Rincón de Ramírez, donde las llanuras verdes y primorosas, se medían a todo lo largo y ancho de la vista; cuando la vista alcanzaba.-

Hombre de bien, trabajador, respetuoso, con Carmelo BARBOZA, que “mascaba” y “escupía” tabaco negro, como el mejor, cuando largó la picana, paró la carreta y le dio licencia a los bueyes, con un buen capitalcito en sus maletas, compró campo, lo pobló de semovientes, sembró hijos y se dispuso a vivir una vida sin sobresaltos.-

De guerrero de los caminos, unciendo bueyes, “sacando peludos” y apretando alambrados, cuando los barrizales del sendero, le atascaban la carreta, el “Canario” BARBOZA, pasó a ser un paisano “pachorriento”, agricultor y de a caballo, que tanto se veía recorriendo el campo, como transitando al tranco, a la culata de reses coludas, meta grito, arreador y silbidos repicados, que se perdían casi sin ruido, en la monotonía del paisaje agridulce.-

Pero llegados ciertos días del mes, BARBOZA, uncía las yuntas, montaba su caballo, empuñaba la picana y salía metiendo pezuña, llanta y silbido rumbo a Vergara, con el fin de traer el surtido para el mes y alguna otra cosa que le faltara.-

Era amigo de los “Canarios” ROBAINA, desde varios años atrás y por lo tanto, cuando tenía que venir al pueblo, atracaba la carreta frente al comercio “La Uruguay” y allí sin más preámbulos, le llenaba el buche a “La Mariscala” vieja.-

Después, con el mismo tono de llanta, pezuña y silbido retornaba despaciosamente para la Costa del Sarandí Grande.-

Una mañana de un lejano mes de octubre, cuando el cielo primaveral le regalaba golondrinas, nubes sutiles y un suave color añil al paisaje pueblerino, el “Canario” BARBOZA, atracó la carreta, en la esquina misma de las calles Joaquín Suárez  y Jacinto Ruiz,  de Vergara, bajó del caballo, abandonó la picana y tranquilamente encaminó sus pasos para el interior del comercio.-

El viejo venía cabeza gacha y al levantar la vista para subir los escalones de la puerta principal, un paisano, vestido que era una pintura, lo esperaba del lado de adentro del comercio con la diestra extendida y cubierto con un ponchito de Apala.-

BARBOZA, tomado por sorpresa, reaccionó al instante y sacándose su sombrero de ala corta, le extendió la derecha, con la palma de la mano, áspera como escofina y le dijo escupiendo el cigarro: -Cómo le va don?.-

El otro, ni pestañó. Serio, como un difunto.-

Pero en ese momento, Vifredo ROBAINA, que estaba atrás del mostrador y captó la jugada, le pegó semejante grito: - Pero BARBOZA, no siás tán redondo!! No ves que ese gaucho es un manequín?.. Cómo pa´darte la mano muchacho!!

Y los dos canarios, se taparon a carcajadas, que lagrimeaban riéndose de la ocurrencia…

DIZ  QUE  FAZA  GARGARAS…

 

Fue un verdadero personaje.-

Enigmático, austero, algo excéntrico.-

Su tiempo, marcó gran parte de la vida de los paisanos de principios del Siglo XX.-

Y aunque no era de Vergara, ni tampoco vivió en este pago, sus mentas, bien pronto ganaron las bocas de hombres y mujeres, que rodeaban los fogones criollos o las cocinas a leña, de los ranchos “cacundas”.-

Era, el brasilero José Avelino BELEDO.-

Rico ganadero, soltero, sin hijos, que fue dueño de toda la extensión de campo, que hoy ocupa el establecimiento arrocero CIPA S.A., en la Ruta 17 (tramo Treinta y Tres- Charqueada) y su estancia, tenía como vivienda principal tres o cuatro ranchos dispersos…

-Porque sem tâo juntos, pega o fogo e queima tudo- decía su dueño al padre de don Julio C. DA ROSA, con quien eran muy amigos.-

Para su tiempo, observaba una cultura proverbial.-

Leía y escribía en español. Mensualmente, recibía desde Montevideo, diarios, folletos y revistas agropecuarias, a las cuales leía con suma avidez, porque, como hombre de negocios que era, merecía estar bien informado.-

Astuto, sagaz, muy observador de la naturaleza, de los hombres, de los animales que poblaban esa geografía rudimentaria de la Costa del San Francisco (2da. Sección de Treinta y Tres), el brasilero BELEDO, siempre, pero siempre que se diga, tuvo el don y la virtud de adelantarse a los acontecimientos.-

En 1904, cuando el espiral de la guerra civil, cruzó los campos uruguayos, en las golillas blancas de los revolucionarios de Aparicio SARAVIA y en los fusiles Rémington, flamantes, de los soldados colorados del General GALARZA, BELEDO, ni corto ni perezoso, ordenó que le hiciera los piques de sus alambrados, de alambre trenzado, de forma tal, que los bandos en pugna, no pudieran encender fuego y alimentar fogones con ellos. Salvándose así, gracias a su sagacidad, de los enormes perjuicios que le podían provocar.-

Gran jinete.-

Incansable en las tareas del campo y entre sus muchas excentricidades o creencias, como le quieran llamar, estaba aquella de que como jerga, usaba extendido a lo largo del lomo del caballo, un cuero de venado, con el único objeto de evitar las rodadas del equino.-

Contaba ganado como pocos. Y cuando en la difícil tarea ponía todo de sí, gritaba al que oficiaba de ayudante: - Tarja, meu filho!! Y el otro, sin duda ninguna, sabía que el chorro de pezuñas, guampas y colas, que pasaba como el viento, eran cincuenta vacunos… y ni uno más!!...

Astuto, irónico, incisivo, sus palabras dichas, estaban en completa armonía con su voz interior.-

- Vai se casar Juancinho?..

-Si así es, don Beledo…

-Tá bom!!.. Outro ladrâo de ovelhas mais!!

Y más de las veces, no le erraba ni un ápice en la predicción…

En el medio de un temporal enorme, de esos que tiñen el cielo de gris, aprietan los colmillos sobre los campos ateridos y hacen aullar el pampero como si fuera un perro extraviado, llegó a los ranchos de BELEDO, un paisano a caballo y sin pedir permiso ni nada, se metió con caballo y todo, galpón adentro.-

Poco después, lo recibió el dueño de casa, serio y observador como correspondía: -Meu filho, que lhe disse para colocar o cavalo no galpâo ?

-Y usté no ve el temporal qui hay, don Beledo?...

-Mas, entâo eu acreditaria  fazer um galpâo para cada cavalho que mora no campo…

El otro, no supo ni que decirle.-

Mudo lo dejó. Mudo y de boca abierta.-

Los más viejos que lo conocieron, contaban que al pie de una palma, guardaba enterradas y envueltas en un cuero de venado (que por ese tiempo, había muchos en su campo), una suma cuantiosa de libras esterlinas.-

Tenía en el dormitorio, el ataúd que sería usado el día de su muerte y una cruz de hierro, construida por el vasco Bruno José GURRUCHAGA en su herrería de Vergara, la que luego y de acuerdo a su voluntad testamentaria, fue puesta en el extremo superior del panteón que hizo construir en su campo, para que allí lo enterraran. Incluso hizo construir una vereda de material hasta el panteón, por si el día que falleciera, estuviera lloviendo y dicen que finalizaba el testamento, solicitando que lo llevaran de a pie (si no era mucha molestia), hasta la morada final.-

Fue encontrado muerto una madrugada de temporal, por Andrónico BECERRA, que era peón suyo y después murió en Vergara, bastante viejo ya. Ni que decir que peón, vecinos y amigos, cumplieron al pie de la letra, el último deseo de BELEDO, que desde hacía varios días atrás, ya no se levantaba y solo se alimentaba con pequeños trozos de chocolate en barras y caldos de “coruja” (lechuza, en portugués) que mandaba preparar especialmente, en su pueril creencia de que esto le volvería a restablecer nuevamente, su perdida condición física.-

Era muy atento con quienes llegaban a visitarlo.-

Los recibía en una sala espaciosa, de piso de tierra de cupí, bien apisonada y que tenía en su centro, colgado de uno de los tirantes, un cuero de burro, que servía de cómodo asiento, al dueño de casa.-

Ofrecía silla a la visita, preparaba mate, en un porongo chico con una bombilla desproporcionada y se sentaba en el cuero de burro a degustar el amargo.-

Cebaba y de allá venía a alcanzárselo a la visita. Luego de entregado el mate al otro, respetuosamente, como era su costumbre, retornaba hacia el cuero de burro, casi a los saltos y se tiraba de espaldas en él, sin errarle ni un centímetro en la distancia.-

Cuando la visita finalizaba de sorber el mate, se lo alcanzaba y el ritual, aprendido como de memoria sin perderse detalle alguno, nuevamente recomenzaba su tránsito.-

Entre mate y mate, la boca del viejo era un “pororó”, tocando los más diversos y complejos, temas de la época. Pero también más allá de la vida novelesca, austera y excéntrica, el viejo BELEDO, tuvo también su propio “corazoncito” enamorado.-

Gustaba de doña Marfisia PIRIZ, que en esos años residía en la zona de “El Chajá” (Novena Sección de Treinta y Tres), pero por timidez o miedo de herir sensibilidades, nunca se animó a decirle nada. Sin embargo, comentaba delante de otros paisanos, que ni que hablar, muy enseguida se encargaron de repartir a los cuatro vientos, hasta llegar sin obstáculo ninguno, a los propios oídos de “la media naranja”.-

Ella, esperaba en vano la declaración de amor.-

Después, visto que el hombre no cuajaba en sus intenciones, se mataba de la risa, cuando le nombraban el “santo” y las debilidades amorosas que lo atormentaban día a día, como el clavo de una picana, hundía en sus carnes cotidianamente, la tortura de su punta “roma” y el filo agudo y cortante, de las chanzas de los paisanos de la zona.-

En un baile que se realizó en un galpón en la zona de San Francisco, algunos ocurrentes y chistosos del momento, no tuvieron mejor diversión de que en un paréntesis  del baile, mientras los músicos le daban un descanso a los instrumentos y las parejas pasaban al “bufette”, de decirle al hombre que bailaba con Marfisia PIRIZ: - Mirá, que anda ahí, el brasilero BELEDO…

El otro, se pasó el pañuelo de mano por la frente, se secó el sudor, respiró hondo y le advirtió al ocasional chismoso: -Si te animás, vas y le decís de mi parte, que “agora faça gárgaras”…

Sin duda, que el enviado fue y le dijo.-

Meses después, doña Marfisia, se casó con el apuesto bailarín. Y algún tiempo más, cuando ya establecidos con casa y campo, en la zona de “El Chajá”, una mañana tranquila y luminosa, viajaban en compañía de un peón, en un carruaje con caballos, por una senda cuyo paso cortaba en diagonal parte de los campos, del viejo brasilero.-

- Parece cosa del diablo- dirían después, de que el carruaje en determinado momento e imprevistamente, quedó enterrado hasta los ejes, en una “barye”, próxima a los ranchos de BELEDO.-

Patrón y peón, trabajaron como enanos para desatascar el carromato y una vez que lograron hacerlo, el mediodía con su sol a plomo, les estaba gritando encima de sus cabezas…

Entonces, el esposo de doña Marfisia, escarbando en el bolsillo derecho de su bombacha, sacó dinero y se lo extendió al peón: -Tome, vaya a aquellos ranchos que se ven allí y le dice pal dueño e`casa, que es el brasilero BELEDO, que le carneé un borrego, que vamo`a cer mediodía aquí mismo… Y mi hace el bien, se lo paga…

Hizo lo ordenado el peón y al poco rato regresó con un borrego gordo, recién carneado, a los tientos y un mensaje, irónico, incisivo, mordaz, del dueño de casa.-

- Risulta quel hombre viejo, taba mirando todo e´los ranchos, sigún me dijo… Gueno, dispués que le pedí el borrego, encerró y carnió uno´e los mejores y cuando me lo alcanzó, le pregunté: - Cuantu´es don?... Me miró di arriba a´bajo y solo me respondió: - Agora, vai e diga para o homem no carroça… “Que faça… gárgaras”!!

Y terminaba el peón: - No se`sti hombre viejo, de onde habrá sacao ese dicho….

Material Jorge Muniz 

JULIO SEGOVIA ZAMORA (1915 -1977) Maestro, director de escuelas, empleado administrativo de un ente estatal. edito dos libros" el arroyo silencioso" y "relatos de doña honorata".

!!ESTE ES MI PUEBLO""

Mi pueblo está ahí, presente en mi recuerdo y vivo en mis amores. Cierto es que sus cementerios están poblados, pero de hombres que sufrieron y murieron en el trabajo facundo y noble. cierto es que existía una plaza, pero para amar con la complicidad de sus robustos árboles o llenarse de música en sus atardeceres estivales. yo me sentía feliz en sus calles silentes, llenas de sombra y me gustaba el aire tristón. Cada vez que me hundo en su recuerdo, cada vez que buceo en el alma sencilla de sus hombres, mas me convenzo de que mi destino tenia que estar allí, junto a la cinta azul del arroyo que reflejaba, no el cielo, sino la vida humilde de todos nosotros. A nadie le faltaba tiempo para disfrutar de las mañanas cargadas de sueño y de las noches estrelladas. Nunca las llaves de nuestro pueblo fueron ofrecidas a ilustres viajeros ni a hijos pródigos. Ahora lo estoy mirando con avidez. Esta en mi cerebro, con nítida presencia, a pesar de los muchos años amontonados en mi cuerpo. Quiero olvidarme para ser libre y no tener ataduras que me hieren y me estrujan. Por eso y por muchas otras razones, he decidido escribir su historia o los contornos de sus historias, para no pensar mas en el

fragmento de "Arroyo silencioso"