BREVE   HISTORIA   DE  LA  SECCIONAL NOVENA

 

ORIGENES

 

Los orígenes de la Comisaría Novena Sección de Treinta y Tres, diría que comienzan a gestarse, en el año 1892, más precisamente el día 4 de setiembre de 1892, cuando el señor José FERNANDEZ VERGARA, de origen brasileño, hijo legítimo de José DE CASTRO VERGARA y de María FERNANDEZ, nacido en Canguçú (Río Grande del Sur- Brasil) a principios del año 1800, dona la manzana Nro. 26, delineada por el Agrimensor Manuel CORONEL MUNIZ (que era oriundo de Cerro Largo) perteneciente a tierras de su propiedad, para la Jefatura Política de Treinta y Tres.-

FERNANDEZ VERGARA, cuyos apellidos se deben a que en el Brasil, se antepone el de la madre, estaba casado con la Sra. Graciana GOMES, originaria también de Canguçú y ambos habían llegado a estas tierras en el año 1857, tras adquirir campos en la zona de la Cañada Grande, distante unos diez kilómetros de esta ciudad, por el camino vecinal que pasa por el cementerio.-

Poco o nada, se conoce de ella, más allá de que según expresiones de un viejo habitante de este pago que murió centenario (don José CANDIDO), la misma, habría enseñado a leer y a escribir a muchas personas que habitaban en estos lares, añadiendo en sus comentarios: “Ella fue una maestra…”

De este matrimonio, legalmente, se conoció solo un hijo, que se casó con Enesia PEREIRA, tuvo numerosa descendencia, murió en el Brasil y se llamó: Carolino VERGARA.-

Al que sería fundador del pueblo, se le conoció unido a doña Paula LOPEZ, con quien tuvo varios hijos, pero que no llevaban el apellido VERGARA, y su rancho, ubicado en la calle Fortunato Jara, entre José Pereira e Isidro Tellechea, se conservó hasta la década del año 80.-

En el año 1877, FERNANDEZ VERGARA, quien falleció casi en la indigencia y nonagenario en 1906, adquirió las tierras donde se llevaría a cabo la fundación y en el año 1891, tras la venta de los primeros solares, comenzó a formarse el caserío de “El Parao”.-

A instancias del Pacto de la Cruz, firmado por blancos y colorados el día 18 de setiembre de 1897 y cuyo acto pondría fin a la revolución del 97, seis Jefaturas Políticas (que así se denominaban en esa época) fueron asignadas al Partido Nacional, existiendo para ello un acuerdo verbal entre los bandos en pugna.-

Una de las Jefaturas Políticas concedidas, fue la del Departamento de Treinta y Tres y para eso, el Gobierno Nacional designó como Jefe de la misma, al Coronel Bernardo Gervasio BERRO, caudillo blanco, lugarteniente del General Aparicio SARAVIA e hijo del Presidente de la República Bernardo Prudencio BERRO (escritor, estadista, católico y soldado del Gral. ORIBE en la Guerra Grande), que muriera asesinado en el verano del año 1868, cuando intentó acaudillar un motín político contra el Gobierno del Presidente don Pedro VARELA.-

Así fue que en octubre de 1897, ante la designación del Coronel BERRO, como Jefe Político y de Policía de Treinta y Tres, éste, a su vez designó como Comisario de la Segunda Sección Departamental (hoy Novena Sección), al ciudadano Segundo OXLEY, también de extracción blanca y Oficial de la División Treinta y Tres, que en 1897, comandara el Coronel BERRO.-

Lógicamente, para que no queden dudas, el Sr. SEGUNDO OXLEY, fue el primer Comisario, que tuvo esta Sección.-

 

 

LA   PRIMER  COMISARIA

 

Pero retornando a la historia de esta Seccional, la cual nos involucra particularmente, se anota como dato complementario, que allá por el año 1863 y posterior hasta el año 1894, esta zona era recorrida por efectivos al mando del Capitán TABORDA, de la guarnición militar, sita en la Villa de Melo (hoy ciudad de Melo – Departamento de Cerro Largo), que se encontraba al mando del Coronel José Augusto POSSOLO (yerno del estanciero Juan Pedro RAMIREZ), quienes cumplían funciones policiales, combatiendo a desertores, a probables invasores portugueses y a perros cimarrones que pululaban la zona y eran un verdadero azote para el ganado y los primeros pobladores.-

Posteriormente, cuando se creó la Jefatura Política y de Policía de Cerro Largo, funcionarios policiales al mando de Bernabé RIVERA, primero y luego, del Coronel Higinio VAZQUEZ, cumplían con los cometidos antes destacados.-

Mientras que con respecto a la primer comisaría  existente en este predio, de acuerdo a versiones orales de viejos vecinos de la ciudad, dado que el archivo de esa época se destruyó, estaba construida en un lugar adyacente a este Edificio, con paredes de medio ladrillo, techo de paja, de 17 metros de largo por 5 metros de ancho, con galpón y cocina de igual material.-

Poco se sabe del personal policial del tiempo del Comisario Segundo OXLEY. Más allá de que uno de sus hombres de confianza, era el Sargento Diego VILLA (que había sido su servidor en la contienda de 1897 y tenía probada fama de corajudo), mientras versiones orales que han llegado hasta nuestros días, indican  que los guardia civiles usaban casaquillas militares, algunos, sombreros de ala ancha, otros usaban kepí, bombachas de campo, alpargatas o botas (según las circunstancias económicas y el clima imperante) y el Comisario, prefería más un arreador, de trenza sobada, que siempre portaba consigo, que su propio revólver, con historia de las guerras pasadas.-

El armamento de guerra consistía en un lote de carabinas MAUSER, calibre 7 x 57, modelo 1895, Belga-Alemana, las cuales se encontraban en regular estado y unos sables de caballería, que completaban la dotación de guerra de la Seccional.-

No existían celdas de seguridad y a los detenidos, se les ponía en el “cepo paraguayo” o en “la barra” (de acuerdo a su peligrosidad). Estando el primero de los nombrados, construido en madera de lapacho, toscamente labrada, con cobertura para ambas piernas y se le mantenía cerrado con un mecanismo que terminaba en un candado bastante rudimentario. A su vez, el cepo estaba adosado a una de las paredes de la pieza, denominada comúnmente “cuadra”, en el interior de la Seccional.-

Por su parte, “la barra”, era un trozo de hierro que iba de pared a pared, firmemente sujetado y allí, se ataba al prisionero, uniéndole las dos manos. Cuando por la gravedad del delito cometido, era necesario trasladarlo a Jefatura, lo hacían, atando el detenido con un “maneador” por debajo de la barriga del caballo, y varias vueltas en derredor al tórax, inmovilizándole los brazos.-

Viejas memorias orales, contaban que el Comisario, escarmentó a más de uno con sus “estaqueadas” y sus “baños” (en el Paso Real del Arroyo Parao), hasta el punto que muchos considerados “gente de mal vivir”, nunca más,  pisaron  las calles del Pueblo, ni ocurrírseles merodear los aledaños…..

Se rescata objetivamente, que el Comisario Segundo OXLEY, le tocó trabajar en un momento particularmente difícil (recién finalizada la revolución de 1897) y en la antesala de otra (la revolución de 1904), que incluso su participación en la misma, le trajo aparejado el cese como funcionario policial.-

Se encontró con un Sección que se extendía a lo largo de 1.800 kilómetros de superficie y tenía como límites: Arroyo Los Ceibos, Cuchilla de Dionisio, Arroyo Parao y Río Cebollati.-

Plagada de desertores, de matreros, como por ejemplo: “El Bordado” (que se llamaba Fermín MARTINEZ) y “El Pardo TORANZA” (que luego huyó hacia el Brasil, robando la mujer del brasilero Juan Francisco SILVA, cerca de la Picada del “Paso de Piriz” y según está documentado en 1897 en la batalla de Arbolito, fue el matador del “Chiquito” SARAVIA).-

Llena de cuatreros y gente de mal vivir, que se refugiaban en los montes. Con poco personal policial (muchos de ellos iletrados y carentes de uniforme) para atender los reclamos de la Sección y de los pobladores del incipiente pueblo.-

A su vez, según lo relata el periodista PASEYRO Y MONEGAL, esta Comisaría, tenía otra “Comisaría” dependiente, ubicada en paraje “El Oro” (donde hoy se levanta el mausoleo al Pequeño Dionisio) y que no era más que un destacamento policial, construida de terrón y techo de paja, en mal estado, ocupando 46 hectáreas y 89 metros.-

La comunicación se llevaba a cabo, mediante el telégrafo oriental, el envío de Policías a caballo, las carretas tiradas por cuatro yuntas de bueyes, de: NAVARRO, Alejandro PEDROZO, Rosa OLMOS, Santana BARGAS o los hermanos BARBOZA (Eustaquio y Carmelo), entre otros y las diligencias, que a su vez transportaban pasajeros y mensajes, haciendo el trayecto desde y hacia, la Villa Artigas (hoy, ciudad de Río Branco), teniendo como postas inmediatas la pulpería de José GRANADA (en la Buena Vista, entrada a Estancia “La Madrugada”) y el Hotel Fraternidad (esquina de las calles Gral. Artigas y Dionisio Coronel, de Vergara). La comunicación telefónica con Jefatura, recién se establecería en el mes de mayo de 1906.-

No había médico en el pueblo, pues el Dr. Sixto MARTINEZ, venía una o dos veces al mes al Hotel Confraternidad, y su falta, se suplía con la presencia del boticario italiano Sr. José RAMAGLI, quien tenía su negocio en la confluencia de las calles Bernardo Berro y Francisco Tajes, de esta ciudad.-

El Señor Juez de Paz, don Miguel ROCHA, estaba afincado en paraje “Los Ceibos” y como autoridad inmediata se recurría a un Teniente Alcalde, que hasta 1895, había sido el vecino Braulio SILVERA, quien después abandonaría este cargo y se dedicaría a las tareas comerciales, hasta el final de sus días.-

Los mayorales de diligencia (o sea, sus dueños y conductores) eran: Serapio TELIZ, Alejandrino GUEVARA, Bernabé DIOGO (los más viejos en el camino), luego vendrían: Francisco SOSA, Juan LAGRECA, OLIVERA, Patricio PEREIRA y Alfredo ALVAREZ (el último que pasaría conduciendo diligencias por la zona).-

 

Material Jorge Muniz